viernes, 8 de mayo de 2009

Urgente: Triángulo energético II


Por Boris Gómez Úzqueda*
Si en los noventa la política del triángulo energético significó una nueva ley de Hidrocarburos, la construcción del gasoducto a Brasil y la consiguiente apertura de ese mercado y como tercer trípode la Capitalización, hoy vemos que la Nacionalización alejó a Bolivia de su verdadera vocación: exportador de productos de energía.
Con todos los defectos del Triángulo Energético hubieron virtudes: intensiva inversión y reposicionamiento boliviano en el centro geoestratégico de negocios en energía.
Hasta nos pusieron como potenciales exportadores de LNG.
Hoy en 2009 urge una política de Triángulo Energético II resumida en a) una nueva Ley de Hidrocarburos destinada a industrialización de gas y de inversión intensiva en exploración y producción, b) una Participación Popular Energética, que incluya a todos los sectores de la sociedad en el diseño de políticas sectoriales y control de recursos generados por venta de valor agregado; y c) un nuevo YPFB que sea estructurado a imagen de compañías multinacionales tipo PEMEX o Petrobras.
Éste nuevo trípode permitirá -en plazo de entre 5-10 años-: evitar la fragilidad de imagen de Bolivia en inversión multinacional sectorial. Permitir que en breve tiempo y con alianzas estratégicas se logre dar solución sostenible al abastecimiento de diesel y gas licuado de petróleo en el mercado. Relanzar a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos como entidad corporativa manejada exclusivamente con criterios de política pública sectorial.
Las metas “micro” del triángulo energético II son: evitar importar mayores volúmenes de diesel, y de gasolina o GLP; iniciar un programa conjunto público-privado PPP (public private partnership) intensivo en exploración de nuevas áreas y de áreas tradicionales; consolidar nuevos mercados para nuevos volúmenes de gas y asociarnos en proyectos de escala. Y remontar –en dos años- a producir de 40 Mmm3d (hoy en 30 Mmm3d) a 80 Mmm3d de gas.
Las metas “macro”, son: permitir el flujo de entre 8-20 mil millones de dólares en nuevos proyectos de industrialización a escala de gas natural. Hace ya un año el propio secretario ejecutivo de ARPEL (Asociación regional de empresas de petróleo y gas natural en Latinoamérica y Caribe) viene indicando cifras y tiempos que son realistas: diez años para re-posicionar a Bolivia como distribuidor energético y 35 mil millones de USD en inversión.
A tres años de la Nacionalización, que únicamente se encargó de obligar a las empresas a “migrar” de contratos por lo que en razón técnica nunca hubo una participación estatal en la propiedad misma del sector, ni del derecho a explorar y explotar recursos naturales, se debe contraponer hoy el Triángulo Energético II para lograr nuevos procesos de inversión en refino y nuevas iniciativas de conversión de gas a líquidos, GTL.
Ésta nueva public policy en hidrocarburos permitirá a Bolivia una planificación integral dando prioridad a negocios compartidos entre el Estado y las compañías interesadas en trabajar 50% en conversión de gas en electricidad y en industrias de petroquímica del metano, para cubrir mercados externos.
Hoy la “microproducción” de la nacionalización lo que hace es una explotación no planificada en los pocos pozos de producción perdiendo líquidos por daños a las estructuras de campos y porque los campos son “viejos” en vías a agotamiento y porque necesitan mayor profundidad, en algunos casos, de perforación.
La solución parte por tener una legislación abierta, con reglas claras y negocios compartidos para generar ingresos al Estado no por la vía de “renta” sino por la vía de “venta” de electricidad, de diesel vía GTL, de productos plásticos y de nuevos energéticos tipo DME (dimetil éter producido a partir de gas) o metanol.
El Triángulo Energético II relanzará la exploración, la producción, la refinación y la inversión en nuevas iniciativas de manera de permitirnos elevar las actuales reservas de gas (probadas en 17,5 TCF) y de líquidos (340 millones de barriles), habiendo a la fecha merma porque la producción está en disminución y no está “reponiéndose” con nuevos reservorios.
También hay que priorizar la logística de transporte: nuevas inversiones en redes de gasoductos, oleoductos y poliductos para el transporte, nuevas plantas de refino y fundamentalmente empezar a proyectar –para ejecutar en plazo señalado- el proyecto de complejo industrial de LNG-GTL-DME y petroquímica como productos acabados de exportación en un puerto del Pacífico.
Hay mucho por hacer pero hay que avanzar sin complejos, sin comunismo y con mucha concertación, estabilidad y Democracia.
*Consultor en el sector privado y ejecutivo de una compañía relacionada al sector.

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