Vamos a comentar un poco del entorno energético del Continente, dado que los problemas en el país son muchos y que hay más de un incómodo con eso que la "nacionalización" no funciona, ni funcionara.*Boris Gómez Úzqueda es máster en administración, graduado y diplomado en temas hidrocarburíferos, consultor de energía e hidrocarburos del sector privado. Santa Cruz. Bolivia.
Hablemos de Chile. Es un país que no tiene muchas reservas en gas natural ni en condensado. Sus posibilidades de autoabastecimiento siempre han estado reatadas a las condiciones de mercado con Argentina, fundamentalmente, con la que cruza varios ductos transfronterizos.
Para Chile Bolivia siempre fue una fuente potencial de electricidad y gas, varios proyectos han fluido en ese horizonte sin que hasta la fecha se haya concretado alguno. Viendo los líos internos que tenemos aquí, en Chile ven difícil que en un futuro cercano se concrete una agenda energética con Chile que bien podría, también, incluir el tema marítimo.
Cansados de esperar el gas boliviano han apurado un proyecto de importacion de LNG (gas natural licuificado) instalando una terminal de regasificación en una zona denominada Quintero lo que permitirá cambiar drásticamente su matriz energética. Posteriormente está Mejillones, otra planta de regasificación.
El gas estará orientado fundamentalmente al sistema de distribución eléctrica chilena -que es un Sistema Interconectado Central (SIC)- que abastece al 90% de la población pero tiene (o tenía) dependencia del gas argentino y de generación hidráulica, habiendo restricciones al consumo que empezaron en 2004 cabalmente porque Argentina empezó a "fallar" en los envíos y los chilenos vieron que su progreso no podía estar sujeto a los drásticos cambios de política interna boliviana en materia energética.
La situación continental es crítica ¿de dónde utilizar gas si tenemos a una Bolivia sin ningún apuro en industrializar sus reservas? Chile es un país altamente industrializado por lo que cortes en su flujo de gas, combustibles y eléctrico le redundó en perjuicios en su crecimiento.Tomaron acciones inmediatamente y optaron por importar gas.
Dada la visión que tienen en Chile en materia de desarrollo -que anda indisolublemente ligado al tema energético- hoy se encuentra construyendo otro terminal de LNG en bahía de Mejillones, cuyo gas regasificado estará enteramente dirigido a generar electricidad direccionada a su gran industria minera en el norte del país. Mejillones estaría en funciones en 2010.
La reflexión es sencilla: ¿cómo es posible que un país sin gas logre armar una compleja ingeniería civil, financiera, política y estructurar un proyecto de importación de LNG? y la respuesta es más sencilla: porque han priorizado una agenda por sobre cualquier enemistad o rivalidad política interna.
Esa visión logrará que Chile deje de depender en tan alto porcentaje del gas argentino y al cambiar su matríz seguramente dirigirán el diesel -utilizado en la generación eléctrica- como combustible para transporte, bajando así cotas de importación y hasta precios al consumidor final. El gas importado les servirá, también, para reemplazar proyectos hidroeléctricos y de carbón, porque el LNG es un suministro asegurado para los próximos años. Bolivia tiene en Chile un potencial mercado eléctrico pero las condiciones de negocación deben pasar necesariamente por afianzar internamente una política de Estado en materia hidrocarburífera, que a la fecha sabemos muy bien no existe.
Otra de las ventajas del LNG importado a Chile es que Quintero -o Mejillones, en su momento- podrían inclusive suplir de gas -en otros volúmenes, a otros precios y bajo otra dinámica de transporte- a la Argentina, tomando en cuenta que existe una muy completa red de interconexión de ductos entre ambos países y que armar contratos de compra-venta de gas entre mentalidades comerciales no es tan difícil.
Mejillones y Quintero deberían ser un ejemplo de negocios en LNG que Bolivia bien puede encarar en un próximo futuro, reordenando la casa, y que tanto han desdeñado los actuales administradores de la cosa pública.
El proyecto de LNG en Chile dará seguridad al suministro de gas domiciliario en la poderosa ciudad de Santiago y permitirá reducir el costo de generación eléctrica que, a falta de gas argentino, genera con diesel.
Aquí se trata de visión a largo plazo que en Bolivia nos hace tanta falta.
Obviamente los costos operativos de los proyectos de LNG chileno importado de ultramar versus el gas -o la electricidad, generada a gas boliviano- que podrían haber comprado a Bolivia varían notablemente, situación que en un futuro con el avance de la importación y hasta la eventual apertura de mercado argentino a LNG externo recibido en Chile van a variar hacia abajo.
La reflexión final: ni es imposible que Bolivia desarrolle proyectos LNG -obviamente con nuevos reservorios previamente explorados y certificados- ni es imposible vender electricidad a Chile. Lo que hace falta es armar el escenario, estructurar el negocio y salir adelante. Lo demás son puras imposturas.
Un espacio de análisis y debate de la realidad boliviana, desde la perspectiva energética. Energía, Gas, Petróleo para el Desarrollo Económico.
lunes, 20 de abril de 2009
¿Cuál la importancia de Quintero y Mejillones en la matriz energética chilena?
Por Boris Gómez Úzqueda*
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