martes, 27 de mayo de 2008

Réquiem para GABO (gasoducto al occidente boliviano)

Por Boris Gómez Úzqueda

La dirigencia estatal totalitaria nunca tuvo política energética a largo plazo, y más bien la reemplazó con una burda "nacionalización" que no solucionó problemas estructurales de hidrocarburos en el país, ni menos nos insertó a mercados globales de energía de nueva concepción (por ejemplo utilizando derivados de gas natural), por ello resultaba obvio que el proyecto GABO (gasoducto al occidente boliviano) esté casi liquidado siendo que ni siquiera empezó.

La concepción era llevar gas del Chaco hasta El Alto, su construcción y operación no demandarían más de año y medio, y el costo que ingenieros han estimado de construcción y operaciones no llega a más de 600 millones de dólares, de capacidad de transporte de hasta 30 mm3d (millones metros cúbico día). Naturalmente sería una fuente para lograr apagar la sed energética de la industria de occidente y empezar una modesta iniciativa de industrialización en valor agregado. Pero aquí chocamos, nuevamente, en el asunto: no hay política energética que determine con claridad qué se hará a largo plazo.

Sería bueno escuchar a El Alto qué es lo que opina con relación a esto. Debieran estar reclamándole a los totalitarios del porqué han relegado a GABO como fuente de transporte de gas para el mercado industrial y para valor agregado (electricidad, gas a líquidos, petroquímica) para mercados externos.

De forma rimbombante la dirigencia estatal totalitaria, metida a "alianzas" con Irán y Venezuela, prometió en marzo de 2006 al GABO "de prioridad" para suministro del consumo del mercado interno, particularmente del sector industrial en el occidente (La Paz, Cochabamba, Oruro) que están con serias falencias de gas.

Tras más de dos años los estudios, evaluaciones y análisis de factibilidad del GABO debieran ya haber concluido. Y, en todo caso, debiera estar inserto en una política de transporte de gas y líquidos, como parte de una planificación estratégica de suministro de gas y combustibles. Sin embargo esto no es así, ni el GABO empezó a un buscar un proyect finance que le de soporte ni pertenece a un bloque planificado de red de gasoductos para el país.

Dudo que el gasoducto avance, dado el nivel de incertidumbre en el país, y por las tensas relaciones que la dirigencia estatal totalitaria mantiene con la industria.

Se presentan algunos inconvenientes que, dada la situación, parecieran insalvables: el financiamiento del GABO no está comprometido, como tampoco el aseguramiento del gas que llenará el gasoducto. No olvidemos que el consumo interno casi empata con la oferta y que los compromisos internacionales con mercados externos deben cumplirse puntualmente. No hay más dinero de inversión para exploración, y por tanto no hay certificación de nuevos reservorios. Se han metido en un juego de brujos: tendrán que hacer aparecer gas para la industria de hierro en el Mutún, gas para GABO y encima cumplir contratos pactados….y todo eso sin promover inversiones en búsqueda de nuevos reservorios. ¿Jodido no? Es jodido mentirle tanto a la gente y es mas jodido hacer creer que la "nacionalización" fue la gran solución a la crisis energética nacional y continental.

El GABO sería una nueva forma de abrir el abanico y pensar diferente: estimular una nueva industria en el Occidente tan carente de electricidad y gas y ahora apenas suplida por el gasoducto Carrasco Cochabamba, (GCC) que con todo y ampliaciones apenas permitirá suministro de hasta 3 mm3d al altiplano, que –por cierto- técnicamente su diámetro y capacidad de transporte no son suficientes ni pensados a largo plazo.

El GABO está postergado, lamentamos afirmarlo. Para perjuicio de La Paz, El Alto, Oruro y toda la región de occidente. Y fue postergado por la demagogia de la dirigencia estatal que –al desconocer de política energética- suscribió convenios a diestra y siniestra con Venezuela (para negocios que no cumplirá) y con Argentina (en un gas que no puede proveer Bolivia porque no hay más reservas certificadas), éste último hecho deja en segundo plano el consumo interno.

El cambio de matríz energética en Bolivia por gas y por productos de valor agregado nos permitiría consolidar un mercado circundante en electricidad y diesel (derivados de gas) y petroquímica a escala. Pero bueno, eso es pensar en grande y aquí la dirigencia estatal es demasiado obtusa y chata para ir adelante.

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