domingo, 18 de mayo de 2008

BOLIVIA: Olvidaron el negocio de gas a líquidos


Por Boris Gómez Úzqueda
No quiero aburrirlos reiterando que la "nacionalización" no fue panacea para la crisis energética nacional, menos continental; creo que es tiempo de movernos adelante y dado que a la dirigencia estatal le queda menos de dos años y algo para concluir mandato –si es que no hacen alguna burrada de por medio como querer perpetuarse en el poder- es más productivo que hablemos de proyectos que bien podrían empezar a ejecutarse cuando estos totalitarios se vayan.

Concretamente, los bolivianos debiéramos señalarnos tres metas con relación a nuestro gas: a) ya no venderlo como materia prima, como sucede hasta la fecha; b) permitir nuevos emprendimientos e inversiones multinacionales en exploración, certificación de nuevos reservorios y c) estímulo fiscal a inversiones en nuevas tecnologías de, por ejemplo, conversión de gas a líquidos (a diesel, fundamentalmente).

Y en ese cometido perfilar una política energética que contemple hacer de Bolivia un productor de DME (otro derivado del gas que ya analizamos en columnas anteriores), de electricidad, de productos de petroquímica, de GTL, (gas to liquids, gas a líquidos) producidos a partir de gas natural, carbón y biomasa utilizando modelos técnico-químicos (tipo Fischer-Tropsch) de reacción química que dan por producto diesel a utilizarse puro o mezclado, sin necesidad de hacer modificaciones a motores ni máquinas y así conectar nuestras industrias a capitales de exigentes demandantes de energía en el Asia, y aquí en el continente.

De manera puntual vamos a subrayar la importancia del GTL. Aquí se venían pergueñando ideas y planes para modelos de plantas GTL que, obviamente ante la imposibilidad de los autoritarios en generar propuestas quedó en nada. A la impericia de los dirigentes estatales (¡un profesor rural maneja la estatal de petróleo!) se suman algunos analistas que no creen –o no quieren a Bolivia como centro energético continental y cada vez critican estas iniciativas- pero ante la adversidad la propuesta: estimular a que inversionistas extranjeros recalen en Bolivia para construir una planta GTL de 20.000 bpd (barriles por día), capaz de en veinte años utilizar unos 2 TCF (trillón de pies cúbicos de gas), más o menos a 6.000 mm3d (millones de metros cúbicos por día), con inversión de entre 800 a 1000 millones de dólares y que produciría entre 16–18 mil bpd de diesel, unos 4.000 de nafta y hasta generación de electricidad de unos 100 MW (megavatios) tan necesarios para el mercado local. Obviamente la producción de diesel y nafta estaría destinado a mercado brasilero.

La finalidad es reducir exportación de materia prima, abrir oportunidades de explotar nuestro gas en valor agregado, suplir a mercados altamente demandantes y generar condiciones de superación de la pobreza con mejores condiciones estructurales para el país.

Ahora bien si bien es cierto que grandes multinacionales (ejemplo: BP, Conoco Phillips, Exxon Mobil, Statoil, Sasol, Sasol Chevron, Shell, Texaco) están empeñados en producción de diesel a partir de gas, los procesos comerciales no tardarán en ser menos costosos que su producción y por tanto su utilización será más efectiva y demandada que los combustibles provenientes del petróleo, por ello la urgencia y necesidad boliviana de insertarnos en esos procesos de investigación y desarrollo de plantas de producción GTL. Naturalmente todavía hay reparos la producción de combustible GTL aunque los costos han bajado drásticamente gracias a mejores catalizadores, escala y diseño de plantas, y logística que en breve van a igualar en costes o ser más bajos que las refinerías tradicionales de petróleo.

Producir GTL sin pensar en petroquímica, o DME o generación de electricidad y todo ello para exportar no tendría sentido. Son industrias –y plantas- que vienen de la mano y requieren grandes capitales y flujos de gas continuos en reservorios específicos. Y, lógicamente, grandes mercados contratados con periodos de continuidad de 20 años, para garantizar suministro e ingresos fiscales para el país y réditos a las inversoras.

El diesel será requerido para vehículos en el continente, Brasil tiene serios problemas en su mercado interno, al igual que Chile; ni hablar de Asia, los países como China y Corea del Sur tienen gran demanda de diesel, y Bolivia –con la capacidad tecnológica, financiera y de estabilidad necesarias- bien podría suplir de diesel a ese mercados, más aún si se trata de un combustible sin azufre, aromáticos, o sustancias tóxicas, un combustible "limpio" comparativamente con el diesel de petróleo.

En tanto en el mundo pongan las cosas a mejor nivel tecnológico, aquí podríamos aprovechar de esos avances, empezando en el nuevo Gobierno claro está surgido de las urnas tras la revocación que podrían sufrir los autoritarios.

FUENTE: www.opinion.com.bo/Portal.html?CodNot=27555&CodSec=15

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