
Por Boris Gómez Úzqueda
En Bolivia estamos -como bien podría definirse conforme a esa sentencia popular- que cuanto más grande es el caos, más próxima está la solución, en se sentido no necesitamos hacer paráfrasis del sabio y aleccionador apotegma latino referido a, literalmente, volver al momento antes de la guerra para iniciar cualquier conversación o diálogo de pacificación.
En Bolivia estamos en guerra interna fratricida perjudicándonos de ser un centro distribuidor de energía, postergando ejercer de centro continental de complementariedad e integración y todo por el capricho de una dirigencia estatal de corte marxistoide que tiene por cosmovisión retrotraernos quinientos años en la historia y convertirnos de nudo energético a nudo de inestabilidad esparciendo violencia.
Ahora, desesperados, los totalitarios quieren "diálogo" pero sin conocer que en un diálogo entre contendientes se debe dialogar sobre la base del estado previo a los hechos que generaron confrontación, o sea volver al punto de partida mínimo de donde empezar a re-ordenar las cosas. Están desesperados porque saben que el arma que derrotará su impostura es el voto ciudadano.
Para dialogar hoy condicio sine qua non que se requieren para que Presidente y gobernadores de Santa Cruz, Tarija, Cochabamba, Beni, Pando y la dirigencia de Chuquisaca (ante la huida del gobernador oficialista), son:
a) que se deje sin efecto la "constitución" aprobada por el oficialismo; mamotreto que es inválido de iure y que tiene por "lógica" la perpetuación en el poder y la partición de Bolivia en 36 estados convulsos;
b) que el poder ejecutivo central boliviano deje sin efecto las disposiciones por las que de manera inconsulta, arbitraria e ilegal confiscó recursos generados por las regiones por producción de hidrocarburos;
c) que se respete el proceso de autonomía que Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija han señalado en consultas ciudadanas, vale decir que desde el próximo 4 de mayo se respeten las aprobaciones electorales de los respectivos Estatutos que regirán esas regiones;
d) que no obstaculicen a que otras regiones -La Paz, por ejemplo hoy sometida por el autoritarismo de la dirigencia estatal- continúen su camino de redactar su propio Estatuto autonómico,
e) que ante el fracaso de su "nacionalización" de hidrocarburos abran las puertas para que la estatal petrolera sea ocupada por técnicos y no por afines ni militantes del oficialismo, un poco para reencauzar la fallida "política" energética boliviana.
Basados en esas premisas se podrá ingresar a un diálogo, en el que esperemos no se manosee a la Iglesia Católica a la que los totalitarios dirigentes gubernamentales han acudido a pedirles "mediación"; lo inverosímil de esto es que meses atrás la Iglesia Católica se vio amenazada por reducirse sus feriados religiosos y perjudicarla en sus métodos de educación. Es, entonces, un contrasentido que los agresores busquen cobijo en sus agredidos.
No hay diálogo, tampoco, si la OEA y UE a través de enviados vienen a dar fe de todo lo que se pacta y a fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos a los que se arriben.
Quienes estamos en defensa de la Democracia caemos en ese famoso dicho popular que "se combate con gran desventaja cuando se lucha contra los que no tienen nada que perder" porque, precisamente, los autoritarios no tienen nada que perder: no han construido a Bolivia ni a sus valores ni a sus instituciones y es muy fácil que ahora busquen destrozarla".
FUENTE: http://www.infolatam.com/entrada/status_quo_ante_bellum-7520.html
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