
por Boris Gómez Úzqueda
Saludamos que hayan tenido interés en Bolivia y en invertir en un negocio prometedor como el gas.
No es novedad que la dirigencia estatal central de Bolivia –de profundo corte totalitario comunistoide- suscriba convenios y acuerdos entre Irán, Venezuela y ahora Rusia para "estudios geológicos" y otros.
Y esto deviene, en honor a la verdad, luego de que en Bolivia -tras el exitoso proceso de inversión en hidrocarburos a mediados de los noventa-, se convirtió en país atractivo por sus reservas de gas.
Ahora le tocó a Газпром (Gazprom que tiene 15% de reservas mundiales de gas) que, según sabemos a su costo y riesgo, hará trabajos de exploración del bloque chaqueño de Sunchal en Tarija.
Lo extraño de todo esto es que la compañía rusa sabe de negocios globales, de operaciones complejas en gasoductos, en comercialización de gas y en explotación de reservorios. Tiene en su haber grandes cuencas en Europa y conoce al dedillo los meandros del mercado, bolsas de valores y capital, porque –cabalmente- han surgido en un clima político distinto al régimen comunista del que, probablemente, los padres de los que hoy administran y manejan sufrieron por setenta años de marxismo. Están dedicados a sus proyectos estrella: en la península de Yamal (26 campos) con producción de gas y abastecimiento para el este de Siberia y el Lejano Oriente y, dedicados también, a un poderoso gasoducto (Nord Stream de 1.200 km) que vinculará la costa báltica de Rusia con la costa báltica de Alemania en funcionamiento a partir de 2010, para transportar 27,5 bcm (billones de metros cúbicos) subiendo su rendimiento al 2012 (en su segunda línea del gasoducto) en 55 bcm, megaproyectos que tienen a esa compañía muy ocupada atendiendo Europa. Con esos credenciales lo que los ejecutivos de Gazprom no deben saber, porque andan ocupados haciendo millones en negocios energéticos es que, de efectivamente venir a Bolivia, nuestro país está convulso y dirigido por comunistas que en Rusia ya no existen y que cuando hubieron tuvieron a su pueblo bajo el zapato, algo así como lo que hoy los dirigentes gubernamentales quieren hacer con Bolivia.
Seguramente Gazprom tampoco sabe es que vinieron a darle "apoyo" a una "nacionalización" que no funcionó ni atrás ni adelante y que tiene a los totalitarios repartiendo foquitos para "evitar" la actual crisis energética nacional.
En todo caso para encaminar un poco el entuerto que los dirigentes estatales han hecho a título de hidrocarburos pudieran los amigos rusos reconducir sus relaciones en exploración y producción proyectada cultivando relaciones institucionales con, por ejemplo, la Gobernación de Tarija, titular de las reservas del gas boliviano para encarar, como dijeron, la industrialización de gas en valor agregado, algo que la dirigencia estatal central prometió y no cumplió dados los escándalos políticos con los que anda quebrando al país.
Otro tema de lo que tendrían que estar enterados, y me voy a encargar de que se enteren, es que los actuales contratos de suministro de gas a Brasil y Argentina no pueden ser cumplidos, cabalmente porque en nuestro país no hay respeto a la inversión y porque no se puso un solo peso en exploración menos en desarrollo de campos.
Si en todo éste panorama no les "nacionalizan" sus inversiones –cuando las tengan- y no les cambian sus relaciones contractuales, serán unos cosacos dignos de admiración.
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