miércoles, 16 de enero de 2008

Regiones productoras en la política energética, por Boris Gómez Úzqueda


Ante el fracaso de la ‘nacionalización’, bien sería que los gobernadores autónomos de las regiones productoras de hidrocarburos diseñen y ejecuten políticas energéticas para beneficio nacional, mientras la dirigencia estatal continúa adorando a sus falsarios dioses socialistas.
Resulta decepcionante vaticinar un 2008 promisorio cuando acontecimientos sangrientos cerraron 2007 con una treintena de muertos a raíz de la violencia política. Y la promesa de la dirigencia gubernamental fue ‘ni un solo muerto’ en la ‘gestión del cambio’.
Los hidrocarburos y el gas, particularmente, están indisolublemente ligados a la política. Algunos creen que nuestro gas es como una ‘maldición’, porque hasta ahora no ha sido utilizado adecuadamente. El eje central de toda discusión y debate político en 2008 tendrá por escenario los hidrocarburos, su explotación y el destino del dinero recaudado. Yo opino que el gas es una bendición que nos pondrá en el Primer Mundo, de reconducirse drásticamente el liderazgo del Estado. Pero se necesita una nueva Ley de Hidrocarburos, porque –¡gran noticia!– los iluminados dirigentes gubernamentales ni siquiera hicieron su propia legislación.
Como la nacionalización no tuvo éxito y los mayores ingresos del Estado están basados en los hidrocarburos, los negocios energéticos proyectados de industrialización de gas fueron postergados por los próximos diez años y quedó en nada la perorata de la dirigencia estatal, que prometió conseguir “dinero para exploración, para industrias petroquímicas, para conversión de gas a electricidad, a diésel, y para negocios de ‘exportación de excedentes’, a fin de convertir a Bolivia en un centro distribuidor continental de energía”. Toda esa fachada socialista se vino abajo cuando meses atrás esa dirigencia fue a Brasil y Nueva York a rogar por inversiones para el escuálido sector energético.
Bolivia, en regla con la democracia, tendrá que aceptar su diversidad con gobiernos autónomos en aquellas regiones donde el socialismo no es parte de nuestros valores; y, en ese orden, que tampoco utilicen el gas como herramienta de hegemonía o chantaje. Gas, petróleo y derivados energéticos deben ser administrados por las regiones productoras (Tarija, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz) para beneficio de toda Bolivia, pero siguiendo concepciones globales e integrales de política energética no supeditada a la dictadura del ‘marxismo academicista’, en caso de que esta dirigencia gubernamental socialista insista en excluir a las regiones productoras del mundo exterior. Y el dinero y los excedentes de los hidrocarburos deben ser usados en infraestructura intensiva y para liquidar la pobreza. Que la dirigencia estatal se dedique a todos los otros recursos naturales y los gobernadores de las regiones productoras a diseñar una política energética que genere dinero para todos los bolivianos; así excluiremos los hidrocarburos del debate político.
Este año marcará un nuevo hito: el desempate histórico necesario. Y quizá el fin del protagonismo de la ‘ultraneoizquierda indigenista antiglobalización’, porque una mayoría de bolivianos que apostó y apoyó ciegamente por el ‘cambio’, la ‘descolonización’ cultural del Estado, la Asamblea Constituyente y la nacionalización de los hidrocarburos, se dio un portazo y se dio cuenta de la impostura, de la violencia y del avasallamiento a nuestra soberanía por parte de la dictadura Castro-cubana, del presidente de Venezuela y del régimen fundamentalista de Irán.
El cambio nunca llegó, aunque la dirigencia estatal quiere manejar el país a costa de una conmoción civil.


FUENTE: http://www.eldeber.com.bo/2008/2008-01-16/vernotacolumnistas.php?id=080115202817

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