
Por Boris Gómez Úzqueda*
De entrada debemosconvenir que el "imperialismo" norteamericano tan denunciado y repudiado por el presidente de Venezuela quiere convertirse en un "imperialismo energético venezolano" contrario a los intereses bolivianos.
Veamos porqué. En la recientemente clausurada VI Cumbre de la Alternativa Bolivariana ALBA se aprobó una serie de acuerdos entre ellos "la constitución de la primera empresa grannacional de energía", cuya sede será Caracas y cumplirá objetivos señalados por "el tratado de seguridad energética", conforme explicaba ampliamente en emisiones de Tv el ministro de Energía y Petróleo de Venezuela y así se recoge de la página www.alternativabolivariana.org
Aunque no es específico ni tampoco ingresa en detalles de dónde o cuándo se iniciarán actividades, o quiénes la dirigirán o cuál su capital de arranque corporativo la propaganda del régimen socialista venezolano anunció que en ese acuerdo -del que Bolivia es signatario- incluye "exploración, explotación de petróleo y refinación de crudo".
Entre las "novedades" que plantea ese acuerdo -de los muchos a los que acostumbró a que Bolivia los sucriba- refiere a "reservar un bloque petrolero" que estimaciones de los propios actores de la política venezolana contaría con "unos 10 mil millones de barriles de petróleo", para -se infiere- "aporte" de operaciones ¿y de suministro? de la futura compañía "grannacional". Habría que preguntarles -a los dirigentes venezolanos- qué van a hacer con su acuerdo de venta de petróleo, y de distribución de combustible con Estados Unidos ¿continuarán fustigando a Estados Unidos y al mismo tiempo vendiéndoles combustible?. Y si ésta "reserva" destinada a la nueva empresa Grannacional no opacará proyectos gasíferos del sur del Continente, concretamente proyectos energéticos bolivianos que todavía tienen por visión -exploración e inversión previa- distribuir electricidad a Chile, a Perú, a Paraguay, venta de excedentes de gas y hasta exportación de LNG.
Creemos que la finalidad es lograr que Bolivia permanezca convulsa y sin desarrollo de negocios en gas´, ya que la "gran" iniciativa "grannacional", que es un concepto "esencialmente político, pero engloba todos los aspectos de la vida de nuestras naciones", conforme su declaración van a perjudicar las legítimas ambiciones comerciales bolivianas y supeditarlas a la formación de un nuevo "cartel" petrolero latinoamericano encabezado y dominado por el presidente de Venezuela.
No nos extrañe que, de aquí unos años y de perdurar la "democracia" imperante en Venezuela desde Caracas se empiece a ordenar y destinar reservas y explotación del gas boliviano a diestra y siniestra y con mismos fines "solidarios" con los que, por ejemplo, el presidente de Venezuela regala gasóleo a barrios del Bronx en Nueva York. No nos extrañe que a título de "solidaridad grannacional" el gas boliviano esté siendo destinado para los pobres de otros países.
Muy creidos y casi ingenuos los dirigentes gubernamentales bolivianos andan pregonando y prometiendo "acuerdos energéticos" con Venezuela para exploración de hidrocarburos en el norte de La Paz, dejando de lado la prometida política interna de industrialización ¿La recuerdan? Ya nadie en ésta dirigencia estatal habla ni menciona a la industrialización del gas porque obviamente está supeditado a órdenes "grannacionales".
Ciertamente nos gustaría que concluya el dominio del dinero de la globalización neoliberal, pero que no caiga en manos de una "globalización" venezolana.
Los hidrocarburos son la mejor forma de hegemonizar el Continente, tan ávido de energía, y Venezuela -miembro de OPEP y promotor de la creación de un foro del gas- necesita, indiscutiblemente que Bolivia -que es la segunda reserva latinoamericana de gas- quede supeditada a órdenes venezolanas. Negocio redondo.
En tanto en Bolivia, y pese a la firma de tantos "acuerditos" la gente sigue sufriendo por la ausencia de GLP, las colas de diesel no han terminado, la electricidad es un privilegio al que los campesinos aún no acceden, los grandes proyectos de petroquímica y exportación de energía como valor agregado siguen siendo materia de discusión académica.
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