Por alguna razón, digna de un análisis de psicología colectiva,
sectores de la sociedad boliviana han acabado por aceptar,
presumiblemente con una mezcla de rabia e impotencia, pero en
silencio al fin, la sistemáticas agresiones prepotentes por parte del
Presidente de la Republica. Desde antes de convertirse en jefe de
estado, pero sin cambios desde que se convirtió en primer mandatario,
Evo Morales insulta, descalifica, humilla, ofende e insulta en forma
soez y desmedida incluso cuando esta llamando al dialogo a sus
interlocutores.
Sus referencias misóginas, burlonas y peyorativas hacia la mujer, han
sido recurrentes y la ultima agresión a una periodista de un canal de
televisión no es la primera, ni en contra de la propia Roxana
Lizarraga, ni en contra de otros periodistas, ni de otros. A tal
punto se ha banalizado su estilo que la supuesta homosexualidad del
vicepresidente de la republica es también uno de sus objetos de burla
preferidos, insinuaciones que el aludido, por lo que se ha visto en
reiteradas oportunidades, acoge con una gran sonrisa.
Desconcertante, viniendo no solo de la primera autoridad de lo que
queda del Estado boliviano, sino de alguien que no representa
precisamente un modelo de virtud familiar, y que incluso tuvo
problemas de reconocimiento de paternidad y se negó a pagar pensiones
familiares, delitos por los que el boliviano común arriesga
generalmente la cárcel y que los medios que tanto critica trataron
con lo que se podría calificar desde benevolencia hasta negligencia.
Incluso más que la violencia y los muertos de los enfrentamientos en
los cuales es personalmente y directamente co responsable, antes y
después de llegar al gobierno, este último incidente pinta al hombre
de cuerpo entero. Hacer gala de su descontrol para desde su posición,
espetar que "el también puede ofender", aclaración absolutamente
innecesaria puesto que lo ha hecho cientos de veces, y arremeter
contra los eventuales aspectos de la vida privada de la periodista
solo desnuda su inmadurez, bajeza y falta de hombría de bien.
Si bien el hecho motivó la censura de hombres y mujeres de la prensa
nacional, no deja de de ser sorprendente el silencio absoluto de las
supuestas defensoras de la causa de genero en el seno de
este "revolucionario" proyecto político. El mismo mutismo del que
hicieron gala cuando el Presidente de Irán vino a Bolivia y se negó a
estrecharles la mano. Ello evidencia el indesmentible retroceso e
involución de la causa de la igualdad de género en estos tiempos de
incertidumbre. Tiempos de un cinismo sin fin en los que se manda a
publicar un adefesio constitucional casi ilegible por su redacción en
femenino y masculino (las/los) pero a la primera de cambio la cabeza
del proyecto abusivamente atenta contra la dignidad de una periodista
haciendo su trabajo.
Un espacio de análisis y debate de la realidad boliviana, desde la perspectiva energética. Energía, Gas, Petróleo para el Desarrollo Económico.
jueves, 20 de diciembre de 2007
Sistemáticas agresiones prepotentes por parte del Presidente, por ex diputado Luis Eduardo Siles P.
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