jueves, 15 de noviembre de 2007

Rumbo a la "gran alianza estratégica" internacional, Por Boris Gómez Úzqueda


El recientemente clausurado "Foro Económico CAINCO 2007", escenario técnico-económico académico más importante que anualmente se realiza en Santa Cruz de la Sierra a instancias y patrocinio de la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz, con participación de entidades financieras multinacionales, en un momento político boliviano muy difícil, se analizó aquellos factores internos y externos que han crispado y colapsado la sociedad boliviana.

Estamos en posibilidad de mayor crecimiento económico y el lograr un mayor bienestar de la población boliviana, sin embargo la acción de la dirigencia estatal no es de las mejores en lograr ese cometido. Hay un contexto externo favorable que implicó mejoras en indicadores macreconómicos en América Latina, señales que se pueden calificar de desempeño de la región como menos que satisfactorio, comparado con otras regiones del mundo y por la creciente inestabilidad e ingobernabilidad.

Es indiscutible e innegable que tener buenos indicadores macroeconómicos no siempre va de la mano del siempre olvidado y excluido mundo de lo microeconómico, por ello es que no suficiente que un país tenga estabilidad económica si al mismo tiempo no genera condiciones de sostenibilidad y de estabilidad política se en el largo plazo, a través de mayores niveles de inversión, productividad y competitividad.

Bolivia está muy mal: seis de cada diez personas son pobres con el agregado que el manejo de la economía, que bien podría estar sustentada en recursos de negocios globales en gas y energía, está en manos de una dirigencia estatal cuya tesis central es un neomarxismo socialista pro chavista que incluyó a Bolivia en el eje Venezuela-Cuba-Irán sin darle mayores oportunidades de apertura a mercados competitivos del "odiado" mundo capitalista.

El reclamo fue permanente en el foro: cómo es posible que teniendo la llave de buenos negocios para reducir la pobreza, como es el gas, no se esté desarrollando ese commodity para beneficio nacional. Bolivia no logró, como se mostró con datos técnicos esbozados en el foro académico, reducir problemas de pobreza e inequidad, porque el crecimiento económico boliviano no llega, con todo y gas, al 7% mínimo requerido de forma sostenida para reducir la brecha pobreza-bienestar.

La dirigencia estatal boliviana tiene una agenda confrontacional contraria al desarrollo y crecimiento equitativo de las regiones del país: por ello la aparente estabilidad macroeconómica no refleja la eficiencia en el gasto público del gobierno, que en vez de mostrar claras señales de austeridad está empeñado en -por el contrario- confiscar fondos a las gobernaciones (regiones) que considera contrarias a su visión marxista de la historia para seguir gastando dinero en su proyecto autoritario.

No hay inversión. El acàpite relacionado a infraestructura, en educación, en el medioambiente y en capital social, y particulamente en infraestructura energética, para alcanzar la pretendida independencia y soberanía en el sector son nulas. Hay desinversión extranjera, por lo que en ésta materia estamos mal. Tampoco se promocionó ni incentivo la productividad, ni la pequeña o micro empresa porque la agenda de la dirigencia estatal es adversamente opuesta al desarrollo, y los expertos así coincidieron: es fácil gobernar un país de pobres sin sueños ni aspiraciones.

Por ello el clamor del sector empresarial de Santa Cruz en formalizar una gran alianza entre el sector privado y los organismos internacionales para que contribuya a la generación actividades productivas que redunden en mejores niveles de bienestar social para Bolivia, ante la inoperancia de la dirigencia estatal nacional.

La inflación fue otro punto de análisis: para ello promover la competitividad de las exportaciones y ver mejores políticas cambiarias. Dar el paso concreto: promover la Inversión Extranjera Directa de calidad, garantizando transferencia de tecnología y conocimiento, pero garantizándoles a los inversores: un marco legal, democrático e institucional muy claro y transparente, estable y participativo, sin autoritarismos ni paternalismos de dictaduras socialistas caribeñas.

Finalmente otro desafío importante es la inserción del país en el concierto internacional: pero en el adecuado concierto internacional, no en el iraní, o en el cubano, o venezolano, que en tanto no aclaren sus posiciones sobre democracia, seguridad internacional y respeto a la pluralidad, no son los mejores aliados, ni en lo político peor en lo comercial.

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