lunes, 5 de noviembre de 2007

Henry Hub, LNG vs. el retorno de los brujos


Por Boris Gómez Úzqueda

Quienes estuvimos de acuerdo en proyectos de LNG (gas natural licuado) en su momento éramos tildados de “ilusos”; pero ahora la economía nos da la razón.
Y para ejemplo: la potencia gasífera del Caribe, Trinidad y Tobago, cuyos negocios en energía representan 40% de su PIB, con cifras superiores a 17.000 millones de dólares en 2006, siendo quinto productor mundial y proveedor del 75% de LNG que consume Estados Unidos y 400.000 barriles diarios de gas y petróleo de producción demostró que el LNG es viable y un negocio “redondo” si se tienen los mercados y la estabilidad correspondiente.
¿Cómo logró erigirse en potencia energética ésta ex colonia que se independizó de Inglaterra apenas en 1964?: tienen la capacidad de incentivar el negocio sin que los “brujos” politicastros los interfieran. Y, naturalmente, permitiendo el apalancamiento de inversiones multinacionales (British Gas, British Petroleum-TT y BHP-Billiton entre otras que manejan plataformas de explotación y exportación de gas de las islas).
La pelea entre Henry Hub y LNG contra aquellos brujos insertos en la dirigencia estatal boliviana es un hecho. Escribir y/o hablar de hidrocarburos siempre es técnico –y a veces aburrido-. Es una especie de “alquimia” que convierte a quienes no están inmersos en esto en “brujos” diseñando realidades distorsionadas y fantásticas alucinaciones como aquellas que llenaban páginas del título de ésta columna que corresponde al afamado libro Le Matin des Magiciens publicado en 1960 por Jacques Bergier y Louis Pauwles, que leí atentamente hace varios años, y en el cual insisten en una visión desde el “realismo fantástico” tratando temas novedosos que –recogiendo el sentir de ese momento- pretendía dar comienzo a una nueva “revolución cultural” que, finalmente, no llegó.
Probaron “mezclar” realidad con ficción: desde esoterismo hasta parapsicología, con misma intensidad que hoy la dirigencia gubernamental: “probar” entre lo real con lo irreal. Y en el tema energético la complejidad es la regla, no requiere de fantásticas teorías. Es un tema real. Global y por ello un negocio sofisticado.
En Bolivia se están dando de manera sistemática hechos histórico-político-sociales que bien podrían encajar como capítulos del mencionado libro.
Desde mediados de los noventa estamos inmersos –cuáles zahoríes y “visionarios” de lo imposible- en medio de un debate que no concluye: el gas. De ser un país suministrador de petróleo, en bajos volúmenes, con un mercado interno muy precario y una capacidad de refino casi “cultural”, tras procesos de “nacionalización” –cada uno con sus críticas y rechazos-, y una novedosa experiencia en donde Estado-multinacionales se asociaron para explotar negocios de la cadena hidrocarburífera –como fue la hoy languideciente capitalización social de los noventa- pasamos a ser en un país del gas.
Con todos sus defectos los resultados concretos de la capitalización social se traducen en: inversiones que permitieron descubrimiento de reservas; socialización de ingresos producto del negocio, a través del pago del hoy casi liquidado Bonosol, y un claro reposicionamiento boliviano en el mapa geopolítico continental situándonos como país “estrella” en el suministro de líquidos, de electricidad y de exportación de LNG.
El retorno de los brujos en 2006 cuando se dictó la mal llamada “tercera nacionalización” que perjudicó, en los hechos, a que Bolivia logre efectivizar su capacidad de país proveedor de LNG, abusando, de paso, la memoria de los mártires de la “guerra del gas” que en 2003 marcó nueva agenda energética nacional.
Ahora era el mejor momento para empezar a exportar LNG ya que los precios Henry Hub $7.26 (para fijar precios de gas para futuros contratos, que es un punto en el sistema de gasoductos en Erath, Louisiana al 31.10.2007) por millón de BTU, están en alza, lo que habría significado buenos ingresos fiscales para el país por el precio de gas boca de pozo, de haber iniciado el proyecto de LNG en 2003, y la exportación en 2008 como se tenía planificado.
Hemos perdido el tiempo, porque el retorno de los brujos que pregonan que “hasta las piedras tienen sexo” colapsó la industria energética en nuestro país que no verá despegue en proyectos LNG –ni en otros de valor agregado- por los próximos años.
Que pena !

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