domingo, 11 de noviembre de 2007

2007: balance negativo para la industria hidrocarburífera



Por Boris Gómez Úzqueda

Estamos a punto de concluir el 2007: y el balance general de la actividad en hidrocarburos es negativo. No hace falta mucho análisis para darnos cuenta que en el poco más de un año de la "nacionalización" emprendida por la dirigencia estatal no hay logros.

No soy pesimista pero la fuerza de la realidad nos obliga a sincerarnos.

En lo macro no arrancó ningún proyecto multimillonario de industrialización en derivados de gas, y en lo micro la carencia de combustibles (gasolina, diesel y GLP) es notorio. En lo social no hay mayores conexiones de gas domiciliario a áreas periféricas, solamente un par de bonos, el "juanito pinto" y "dignidiad", ambos de base financiera no creada por la dirigencia estatal, sino por la Ley 3058 pero hábilmente aprovechada para seguir susbsistiendo demagógicamente.

Es inaudito pero quienes hoy se placen de haber "refundado" Ypfb (que en realidad no llegaron a hacerlo) ni siquiera tienen legislada una propia Ley del sector.

Las multinacionales –espantadas por los escándalos propiciados, armados y patrocinados desde la dirigencia estatal- esperarán la definición de la Asamblea Constituyente (AC) y el nuevo texto constitucional para confirmar nuevas inversiones; pero como va la mano es obvio que la segunda "bandera" política de la propaganda gubernamental, la AC, irá a la tumba como está yendo a paso firme la "nacionalización".

Desde diciembre 2005 hasta la fecha –gracias a las "santas" alianzas de los dirigentes estatales como el régimen fundamentalista religioso de Irán y la dictadura pseudodemocrática venezolana- han posicionado el miedo y alta incertidumbre en Bolivia para inversiones multinacionales en hidrocarburos, recordando que el negocio es de ciclo largo, complejo y muy sensible a cambios bruscos de temperatura política –como sucede aquí- cuyo gobierno central, a duras penas, controla menos del 30% del territorio y tiene en su contra –por su autoritarismo- a los gobernadores de las regiones poderosamente más activas como Santa Cruz, Tarija y Cochabamba, en donde, para desgracia de la dirigencia estatal, están el gas, el petróleo y la industria energética boliviana.

La autonomía, en éste acápite, más que desde la perspectiva de "regalías" o "participaciones", tiene que ser orientada a que los gobernadores de regiones productoras tengan capacidad política legislada para la dirección de nuevos negocios en energía para evitar seguir postergando su desarrollo.

Y a ello se debe agregar las constantes amenazas de los dirigentes gubernamentales contra las contratistas y operadoras multinacionales de retirarles áreas concedidas, persistiendo de manera perversa el ciclo: incertidumbre-falta de inversiones-incapacidad de producción y suministro de gas, por ello los problemas de suministro que se presentaron con Brasil y Argentina.

Es seguro que el capital multinacional tiene planes de expansión de sus actividades relacionadas con proyectos de exportación de gas e industria de valor agregado, pero las condiciones políticas reflejan un cuadro de ingobernabilidad propiciada por el gobierno socialista que les debe hacer casi imposible poner un pié firme en Bolivia.

El año que concluye –nadie me dejará mentirles- las inversiones energéticas (en electricidad, gas, petróleo e industrias derivadas) están en su nivel más bajo y las perspectivas para 2008-2010 no son alentadoras. Salvo que ocurra un milagro: una repentina democratización de la autoritaria dirigencia estatal y su apertura a la globalidad y a capitales externos.

Lo que sí han abundado fueron "acuerditos" como la multinacional venezolana PDVSA (Petróleos de Venezuela) e YPFB que no empiezan ni sabemos cómo concluirán; sólo anuncios pero sigue fallando lo medular: la incoherencia en política energética ¿acaso tendrán alguna? que denota su incapacidad de abordar la temática.

Yo no puedo entender, por ejemplo, a alguna compañía invirtiendo 2000 – 3000 millones de dólares en proyectos de LNG, GTL, electricidad o petroquímica para luego "nacionalizárselos" o someterlos a reglas majaderas y cambiantes con un modelo constitucional que no propiciará la propiedad privada y que, en todo caso, fomentará el surgimiento de "mini-Estados" indígenas, originarios, sindicalizados, no democráticos, etc, altamente convulsionados dirigidos por un régimen central totalitario marionetizado desde Caracas.

Con tanta fiesta que la nacionalización desató entre adeptos a la dirigencia estatal los actuales contratos no obligan a invertir un ápice a las suscribientes, osea que tampoco la nacionalización se caracteriza por "atraer" nuevos capitales ni poner en aprietos a las multinacionales, porque la nacionalización no fue tal, y los únicos perjudicados resultamos ser los ciudadanos. Por ello es que las compañías y sus inversiones han estado funcionando en base a programas financieros quizá aprobados hace cinco años, porque en la industria la planificación de inversiones de largo plazo en ambientes de estabilidad es regla de oro.

Siendo que no hay inversiones es impensable, entonces, vislumbrar una Bolivia como distribuidora continental de energía: es imposible! En lo interno la cosa es peor: la producción para abastecer el mercado está equilibrada con la demanda, por ello racionamientos en Tarija y a otras ciudades que redundan perjudicialmente en la industria, comercio y generación de empleo.

Y la conclusión de que nos fue mal en el tema hidrocarburos éste 2007 es más sencilla aún: la dirigencia estatal tuvo que echar mano del IDH de las regiones, otra faceta para ver su incapacidad fue el ridículo anuncio de "cortar" subvención al diesel y GLP con lo que liquidarían a la sociedad.

Mientras más consumo hay, menos exploración, menos producción, menos refino y mas importación: están metidos en un agujero negro del que no pueden salir y por el que nos tienen a los bolivianos agarrados del cuello, todo por tener que tragarnos éste experimento marxista-indigenista pro castro-chavista.

No hay comentarios: