lunes, 8 de octubre de 2007

Recortar IDH a prefectos opositores







Por: Boris Gómez Uzqueda (*)
Los prefectos de Pando, Beni, Tarija y Santa Cruz -y por separado el de Cochabamba- expresaron disconformidad con el Poder Ejecutivo central por la "reducción de presupuestos" prefecturales 2008, de entre 15 y 25 por ciento y de los provenientes nada menos que del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH).

La movida de la dirigencia estatal es política antes que técnica-financiera.

Quieren, ante la popularidad de los prefectos del "cuarto creciente", incluida Cochabamba, arremeter en lo financiero. Los prefectos calificaron de "dudosa" y "discrecional e irregular" las fórmulas de cálculo utilizadas para -claramente- reducirles su IDH transgrediendo la Ley de Hidrocarburos.

Y aquí un punto aparte: los dirigentes estatales no inventaron, ni diseñaron, ni siquiera promulgaron la ley que sustenta el IDH. O sea: hacen manejo arbitrario y abusivo de algo que ni les compete y ni siquiera lo idearon.

La dirigencia estatal busca romper con la naciente autonomía dándole duro a las prefecturas que no le son afines y que, por supuesto, no le permitirán implementar su proyecto hegemónico. Para ello deben debilitar a las regiones que le dieron el "sí" a la autonomía, incluida la ciudad de Cochabamba.

La idiotez extrema raya en lo ridículo: calcular -desde el centralismo- presupuestos departamentales sobre base de 57 dólares el barril de petróleo, sabiendo perfectamente que el precio ascendente del mismo es de 82,35 y sin que se haya reducido, si quiera, el volumen de hidrocarburos producidos en las regiones citadas.

La explicación de éstas actitudes beligerantes de la dirigencia estatal obedecen a una aritmética más sencilla: recientemente el prefecto de Cochabamba pidió la renuncia del Presidente, dado el nivel de descontrol e ingobernabilidad con el que la dirigencia estatal tiene sometido al país, y con el ojo en tinta quieren "vengarse" cortándoles -a los prefectos pro autonomistas- de recursos que les perjudicará para encarar obras públicas regionales.

El descontrol político deriva en violencia y las "banderas" principales de los dirigentes estatales como la asamblea constituyente y la nacionalización, no han funcionado y el pueblo sigue postrado, con inflación, con desempleo y con el desenlace final: siete, de nueve, regiones son contrarias al gobierno y por propios méritos de la dirigencia estatal !!

Y la mejor manera de imponer la visión totalitaria, en lo político, es recortar el dinero que los prefectos debieran manejar para el desarrollo regional.

En la perspectiva energética la "nacionalización" es una impostura. Lo dijimos siempre. No generó los expectantes niveles de acceso barato y democratizado a la energía como prometieron y lo que es peor: no hay inversiones significativas ni en exploración, peor en producción. El upstream está en colapso y el downstream agoniza con últimos estertores tras que el poderoso Estado se metió al negocio del refino: ¡por ello hay colas para combustible!

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