lunes, 22 de octubre de 2007

¿Por qué no escuchan a su ex ministro de Energía?



FOTO: Ex Ministro de Hidrocarburos, Andrés Solíz.

Por: Boris Gómez Uzqueda

Para bien o para mal, en la vida siempre es bueno tomar partido, y no hacer las cosas a medias.
Recientemente el ex ministro ideólogo de la nacionalización –cuyos colegas gubernamentales hicieron fracasar- volvió a palestra pública a través del diario www.pagina12.com.ar sentenciando que “la nacionalización quedó a medio camino”. Lo que no se animó a decir es que su ex jefe no tiene una política energética clara.
No tiene visión de Estado ni ve a Bolivia como pronosticado hub energético continental. Con todos sus chauvinismos el ex hombre de la energía tiene razón: la nacionalización no era lo que ellos esperaban y la gente es la que está perjudicada: crisis energética, falta de combustibles, uso elitista del gas y cero democratización de acceso a electricidad.

Los prefectos también comprobaron y reconocieron que la nacionalización no funciona y el hoy enojado ex ministro no miente: o enrumban ese fracaso o en acto final de desesperación -antes del ahogo- abren puertas a inversión para exploración y contener colapso del mercado interno y evitar, también, fallar relaciones contractuales de suministro a países amigos y empezar –aunque con retraso- a construir crecimiento económico a partir de ingresos y negocios en valor agregado.


Pero jugar a doble discurso: por un lado darle palo al mundo global y al capitalismo y por el otro esgrimir teorías folclóricas milenaristas no le hacen bien al país. Parece redundante: no puede haber boom de la industria energética si las condiciones de incertidumbre y debilitamiento de la democracia continúan. El propio ex allegado al Presidente dice claramente sus temores con relación al resquebrajamiento del Estado propiciado por la propia dirigencia estatal que –imbuido de la endeble “tesis” de un país con “36 naciones diferentes”- inviabilizará a Bolivia, por los próximos 20 años, en la industria de los hidrocarburos.

Tampoco es mentira lo que el duro militante de ultraizquierda alega: la nacionalización, así como está, perpetuará en la pobreza a millones de bolivianos. Lo que es incomprensible de la actual dirigencia estatal es que tuvieron en sus manos la oportunidad de tomar “revancha” contra el capitalismo y “el toro por las astas” en el proceso de la energía y ¡no lo hicieron! el propio ex hombre fuerte del régimen señala en su denuncia que hubieron auditorías a compañías petroleras que “han demostrado sobredimensión en sus cifras de inversión”, “beneficios en millones de dólares al recibir gas con mayor valor calórico que el pactado” y “estafa” (¿?), delitos todos que –conforme sabemos- no están siendo sujetos a procedimientos penales en estrados judiciales. ¿Por qué no lo hacen si su propio ex ministro se los reclama? No ahorra adjetivos al reclamar, con justicia, por la “refundación” de YPFB. En los hechos no será posible a corto plazo, sencillamente porque al no haber una visión de qué se debe hacer con los hidrocarburos, peor se encarará un “relanzamiento” de una compañía que está subalternizada a mandatos corporativo-sindicales y que parece apéndice de la petrolera venezolana. Lo cierto es que ni siquiera puede cubrir demanda interna de diesel menos aún ser multinacional.

¿Porqué la dirigencia estatal no escucha a su ex mentor y se dedica a ejercer una nacionalización en serio? ¿No será que su “rumbo” doctrinal izquierdista se rindió, finalmente, a los dictados del capitalismo? ¿A quién, en consecuencia, beneficiará la nacionalización, si es que llega a arrancar? ¿al pueblo boliviano? ¿o a las nuevas élites que surgen a la sombra de la dirigencia gubernamental?

FUENTE: http://lapatriaenlinea.com/index.php?option=com_content&task=view&id=5041&Itemid=33x

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