Hablando del principal aliado de Bolivia: Venezuela

Por Boris Gómez Úzqueda

Son públicas las críticas a las erráticas “políticas públicas” que el régimen venezolano aplica con relación, particularmente al tema energético que es su principal actividad.
Desde la venta de bonos para su estatal petrolera -con el afán de recolectar más dinero en efectivo- hasta la pretendida venta de la subsidiaria que la petrolera estatal venezolana tiene en Estados Unidos para seguir financiando el proyecto político “socialismo del siglo XXI”.
Y pese a la gran cantidad de millones de dólares que produce Venezuela por venta de crudo su régimen siempre anda corto de cash para, por ejemplo, sacar a Venezuela de la pobreza, marginalidad y dotarle de mejores servicios públicos, entre ellos viviendas dignas para millones de venezolanos que no tienen donde vivir.
Además de las malas movidas que el régimen realiza con relación a su recurso no renovable más importante –el petróleo- se debe agregar el despilfarro de dinero en financiamiento de regímenes títeres en la región.
En Bolivia el tema energético venezolano es de interés: sus malas políticas no deben ser copiadas por la administración estatal boliviana ni deben ser un ejemplo a seguir, porque se debe conservar la visión de la eficiente utilización de recursos naturales. Venezuela tiene erráticas políticas energéticas con relación a su petróleo y Bolivia no se queda atrás: aún no arrancó la industrialización en valor agregado del gas natural.
La prensa internacional informa otra perla: Estados Unidos anunció nuevas sanciones contra Venezuela “por hacer negocios con Irán”: por venta de productos refinados de petróleo. Ojo que el régimen boliviano está totalmente enamorado del dictador iraní, tal es así que tienen planes conjuntos de fábricas, plantas de hidrocarburos, y demás megaproyectos que –dudo que se cumplan- pero son motivo para tener cautela.
De existir políticas públicas adecuadas, profesionales, técnicas y coherentes Venezuela no tendría la pobreza que aún mantiene, y sería una verdadera potencia industrial, además de financiar su desarrollo económico como país líder del Cono Sur; en vez de eso han llevado a su petrolera estrella a serios problemas de liquidez financiera y de imagen internacional.
Estados Unidos permanece viendo la forma de prescindir del petróleo venezolano y de esa forma terminar de cortar lazos –comerciales- que los unen con el régimen que sin el dinero de sus exportaciones de crudo estaría sometido a una caída irremediable. Entre Estados Unidos y Venezuela hay, consecuentemente, una rara relación de amor-odio interconectados por el petróleo. (2010: Venezuela exportó a Estados Unidos 990 mil barriles de crudo por día!)
Las sanciones buscarían evitar que Irán siga ampliando sus tentáculos en América Latina, en tanto no se convierta en un país con reglas de libertad, igualdad y democracia, y reducir la influencia del régimen venezolano que “de la mano” del dictador iraní está construyendo un feudo en el Cono sur. Quizá en algún momento esas sanciones se puedan ampliar a Bolivia.
Así van las cosas para los “Socialistas del siglo XXI” que tienen en vilo a ambos países en pobreza y subdesarrollo todo por hacer prevalecer ideología por sobre la posibilidad de convertir al petróleo y al gas, respectivamente, en herramientas de desarrollo, integración y riqueza.

(*): Boris Gómez Úzqueda máster en Administración de Negocios, consultor de compañías del sector privado.