por Boris Gómez Úzqueda
Aunque es ya una verdad de Perogrullo establecer la necesidad de una Ley de Hidrocarburos en Bolivia -así recomendada y profusamente analizada por ex autoridades, expertos, analistas y colegas ejecutivos- las expectativas de reflotar a Bolivia como país esencial en el negocio energético seguirán en stand by en tanto no haya una decisión política -en mi opinión- de la bancada mayoritaria del Poder Legislativo para empezar a deliberar y debatir una ley sectorial ante la ausencia de iniciativa de la administración estatal.
Paralelo a esa urgencia -de contar con una Nueva Política Energética y su respectiva ley- definitivamente están como temas pendientes: El estudio de factibilidad de varios proyectos de agregación de valor al gas (de industrialización) y un informe pleno y final sobre certificación de reservas de gas y petróleo (¿8 TCF trillón de pié cúbico o 20 TCF?), el estudio financiero de la necesidad de energía (gas y electricidad, concretamente) de proyectos de desarrollo del litio potosino, y el estudio financiero de utilización de parte de las RIN (Reserva Internacional Neta) en proyectos de hidrocarburos. Vale decir: Son temas importantes, pendientes y que deben ser estudiados en paralelo a la discusión de una legislación especializada en hidrocarburos y energía.
Queda por demás señalar que Bolivia está urgida de una visión integral en el tema energético y de hidrocarburos. Una vez que se tenga las "herramientas mínimas": Una NPE, una Ley sectorial, un informe de reservas y proyectos concretos debe empezar la etapa de búsqueda de aliados en industrialización. Todas estas tareas marcharán, también paralelamente, a esfuerzos para mantener y superar la producción actual de gas y líquidos (promedio anual de producción equivalente a 0,5 TCF de gas y 20 millones de barriles de condensado), mejorar el transporte y refino y, empezar un agresivo programa intensivo de exploración del territorio nacional.
Todo ello sumado a un inmediato relanzamiento de los tres pilares en donde se sostendrá la institucionalidad en hidrocarburos: Un repotenciado superministerio de Energía e Hidrocarburos, una reforma total de la estatal YPFB y finalmente el inicio de operaciones de la creada EBIH Empresa Boliviana de Industrialización.
Estas tareas pendientes necesitan, en estos momentos de incertidumbre política y de inestabilidad, necesitan autoridades con decisión y peso político propio. Ojalá el nuevo ministro -creo que el sexto de ésta Administración- logre concluir junto al Presidente su mandato ministerial: Empujando estos temas -y los muchos otros que los ciudadanos exigen día a día-. Siempre hemos repetido y lo haremos hasta el cansancio: La vocación productiva boliviana es la producción de derivados de valor agregado de hidrocarburos, de gas concretamente.
En ese sentido se reitera la sugerencia al Estado boliviano, con el respeto debido, para que el ministro del ramo convoque un consejo ciudadano nacional de energía e hidrocarburos, entidad público-privada, académica-técnica para debatir, deliberar y poner en orden los grandes temas que tienen que ver con gas, petróleo, energía para Bolivia y -desde ese escenario idóneo- compuesto por la institucionalidad privada, social, pública, universitaria, política, estatal y compañías interesadas, definir líneas maestras a ser presentadas al parlamento como base para un debate final sobre la Ley de Hidrocarburos.
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