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Nunca es tarde para empezar bien. Lo importante, especialmente en temática de hidrocarburos, es tener reglas claras. La recientemente instalada Asamblea Legislativa tiene la misión de dotar a Bolivia de una Ley de Hidrocarburos y Energía.*Boris Gómez Úzqueda es Máster en Administración, técnico en operación de hidrocarburos y ejecutivo de una firma especializada en servicios en la industria.
Esa Ley será la “cara” que represente a Bolivia en el competitivo mundo corporativo de inversiones en oil & gas. Por ello debe estar estructurada de manera de que grandes compañías y Estados con excedentes de capital se interesen en proyectos de industrialización de gas a escala. Ese instrumento tiene una misión macro y una micro. En lo “macro” es preparar bases para inversión en industrialización de gas en valor agregado. En lo “micro” –aunque no es menos importante- tiene la misión de facilitar para que Bolivia sea autosuficiente en consumo energético.
En ese sentido la prioridad es tener una NPE Nueva Política Energética sustentada por una LH que atraiga inversiones para emprendimientos petroleros y de gas.
Los niveles de inversión en el sector en 2008 y 2009 –de parte de las compañías privadas y del sector estatal- no han sido de los mejores. El desafío es superar la barrera de los 1000 millones en éste periodo, sin contar nuevos proyectos relacionados a industrialización de gas.
El objetivo “micro” o interno es: superar las cotas de producción de de gas y de líquidos. Lo mínimo “aceptable” en un periodo de dos años podría ser llegar a 80 Mmm3d (millón de metro cúbico por día, superando los menos de 40 Mmm3d que actualmente se producen) para mejorar la industria interna; upgrade o modernización de las refinerías para mejorar capacidad de refino hasta 100.000 bpd (barril por día) superando los menos de 50000 bpd de producción y refino actual; modernizando y construyendo nuevos ductos de distribución, loops en donde sean necesarios y mejoramiento de capacidad de compresión, bombeo y almacenaje y distribución; aplicación de métodos y plantas de extracción de licuables, para evitar que la corriente “se lleve” gas rico; reducir importación de volúmenes de diésel, de GLP y de gasolina; institucionalizar y relanzar a la estatal de petróleo y gas y fortalecer al Ministerio de Energía e Hidrocarburos con áreas de electricidad, nuevas energías y biocombustibles.
El objetivo “macro” o de complementariedad con actores externos es: iniciar un amplio programa de exploración y perforaciones. El máximo ejecutivo de la estatal de petróleo y gas dijo que se invertirán –desde el Estado boliviano- 11 mil millones de dólares en el periodo 2010-2015. Buena suma si va a apalancar proyectos joint venture en exploración, explotación y anhelada industrialización del gas en los varios productos de valor agregado que, ciertamente requieren mucho más de 25 mil millones de Dólares para colocar a Bolivia de país distribuidor de productos energéticos. Son proyectos grandes, de ciclo largo pero de buenos resultados a la larga. Harán de Bolivia “especializada” en venta de productos energéticos a la región. Ampliar mercados de exportación para poder aumentar producción. Con relación a Argentina: a mayor incremento de volúmenes exportables por mayor producción mayor capacidad de refino interno en líquidos, siempre y cuando se vean –en contexto- fórmulas de exportación, de industrialización y de inversión. Aquí es importante activar la producción de megacampos de gas.
Con Brasil, Chile, Perú, Paraguay y Uruguay se deben empezar a establecer prioridades de demanda. Si van a demandar, en los próximos años, de gas, de electricidad, de diesel o de productos petroquímicos. Conociendo necesidades de mercado –y la siempre urgida matriz energética de México y de California- se podrá empujar un proceso de exportación de LNG con otros productos acabados del gas (electricidad, plásticos, diesel vía gas, úrea, fertilizantes, explosivos, metanol, y otros).
Lo importante, entonces, seguirá siendo construir la visión: el “dónde vamos”, en energía. Que debe estar traducida en la ansiada NPE elaborada, rápidamente por un Consejo Nacional de Energía e Hidrocarburos asesor del Poder Legislativo y del Ejecutivo para que se plasme en una LH que haga de Bolivia el “nuevo paraíso de la industria energética continental”.
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