domingo, 22 de noviembre de 2009

La “incursión” del LNG chileno en el continente

Por Boris Gómez Úzqueda
Perú, Brasil y Chile han tomado la delantera en negocios LNG (gas natural licuificado, transporte de gas congelado en barcos). Bolivia estuvo de “número uno” con la iniciativa en 2003 hasta que internamente conspiraron para la caída del proyecto.
En 2010 Perú llevará gas al norte del continente. Brasil y Chile ya empiezan a traerlo. Dos operaciones complejas de ingeniería, economía, negocios y política. Para evitar conflictos con sus vecinos Chile puso más de USD 1500 millones de inversión en uno de sus proyectos LNG. Eso les da independencia energética y capacidad de hacer exportación de excedentes.
Ahora se presenta un nuevo escenario: LNG incursionando “dentro” del continente, dados los buenos precios. Será regasificado en plantas chilenas y conectado a gasoductos vendido normalmente a la Argentina -ex proveedor de Chile- ¡o quizá vendido a Bolivia!
Es un mensaje que debe motivarnos a la creatividad: grandes operaciones en negocios de gas natural pueden darse, sin problemas.
Así como el LNG va y viene del continente, habrá en breve procesos de industrialización a escala, en petroquímica, conversión de gas a líquidos como diésel, a nuevos energéticos y a proyectos que integren el continente sin las barreras políticas, ideológicas ni de prejuicios.
Con ese mismo marco lógico de pensamiento promover -desde hoy- una corriente de opinión en industrializar a escala en valor agregado al gas boliviano, en nuevas operaciones conjuntas con capitales multinacionales no es nada del otro mundo.
Algunos ya dirán que el LNG regasificado en planta del puerto de Quintero será “competencia” al gas boliviano. Ni será competencia ni hay porqué sorprendernos. Es una -de las muchas iniciativas- en energía que se irán formulando en la región y el mundo. Eso sí: debe ser acicate suficiente para apurar nuestro proceso de reorganización interna -tras casi seis años de caos en el sector estatal energético- y apurar alianzas estratégicas en exploración de nuevos bloques, certificación de nuevos volúmenes, explotación de nuevos reservorios, consolidación de nuevos mercados y fundamentalmente inicio de proyectos de industrialización a escala que vinimos repitiendo constantemente.
Ahora toca ver más allá la jugada de negocios que Chile va a hacer con su “nuevo” gas. Porque podría, de repente, ver “buen negocio” y convertirse en un hub distribuidor de LNG regasificado en la región. Pero ni así, ni con todo el pesimismo, van a marginar la enorme potencialidad de negocios en valor agregado a nuestro gas. Las posibilidades son infinitas. Desde generación eléctrica, hasta proceso GTL (gas to liquids, diésel Premium desde el gas) o toda la gama de plásticos en industria de petroquímica de nueva tecnología. La maduración de los proyectos, con alianzas y negocios bien estructurados van a darnos la razón, finalmente, en que en negocios en hidrocarburos la creatividad va delante de la realidad.
Ni hemos perdido nuestra potencialidad ni nos van a dejar con el gas enterrado a seis mil metros bajo tierra. Que perderemos dinero y oportunidades coyunturales puede ser, pero planificando a largo plazo el mercado brasilero de demanda de gas y combustibles es inagotable, o de los nuevos mercados de Paraguay, Uruguay, Argentina y el propio Chile.
Tampoco debe preocupar el precio por el cual hoy se quiere comparar entre el gas boliviano y el LNG (LNG en Brasil a 4.5 millar BTU vs. 6,5 millar BTU del gas boliviano). Son situaciones de fluctuación de mercado. De oportunidad. El mercado spot de LNG va creciendo rápidamente en el mundo. No nos extrañemos tampoco que en unos diez años Bolivia tenga circulando tanqueros con DME (di metil éter nuevo energético derivado del gas), GTL o LNG para venta spot “al mejor postor”. Son operaciones que el “free market” va a determinar en el paso del tiempo y en la ejecución de modelos de negocios creativos. No es fantasía ni sueño. Las pequeñas Guinea Ecuatorial y Trinidad y Tobago tienen negocios conjuntos con petroleras multinacionales- tanqueros circulando en el mundo con LNG “a disposición”.
Ciertamente todas las fórmulas que hemos insistido en proyectos nuevos de alianzas estratégicas entre el Estado boliviano y compañías de capital multinacional deben estar sustentadas en la confiabilidad, reglas claras y la estabilidad. Bolivia no aguantará otra “guerra del gas” interna porque nos postergaría como generación otros diez años.
Por otro lado sumadas capacidades el LNG que arriba al continente va más allá de los 55 Mmm3d (millón metros cúbicos) versus nuestra actual capacidad de exportación que no llega ni a 40 Mmm3d. Ello nos debe impulsar a tomar mejores medidas para la exploración y explotación para nuevos mercados en nuevos proyectos. ¡Si apenas el 15% del territorio está explorado! Queda mucho por hacer aún.
Éste frenético mundo de los negocios en energía recién empieza. Que no nos sorprenda. En enero debiéramos ya tener bases de una NPE Nueva Política Energética a largo plazo, que estimule lo que hemos considerado líneas arriba.
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Boris Gómez Úzqueda es Máster en Administración, técnico en hidrocarburos, ejecutivo de una compañía de servicios en tecnología y energía

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