domingo, 9 de noviembre de 2008

La cuestión energética boliviana: cuesta abajo

Por Boris Gómez Úzqueda

Cuesta creer que en Bolivia hayan colas para combustibles, que se importará gasolina, que se continúe incrementando cotas de importación de diesel, que no se pueda cumplir con el suministro de contratos externos ni internos en gas y que pese a ese feo panorama es histórico que el precio de exportación de gas natural (a Brasil, por ejemplo, de USD 8 por millón de BTU unidades térmicas británicas y a Argentina 10) y que hubiera seguido en alza han financiado todo este brulote conocido como “nacionalización”, misma que tuvo un soporte de contexto internacional importante gracias a la subida histórica de la cotización del crudo en el mercado internacional (encima de USD 140,oo barril) y a la fijación del precio de gas (trimestralmente y por adelantado en base a la variación de precios de una canasta de fuel oils y una de diesel oils).

Pero ahora los precios se desmoronan, sumada a la crisis económica internacional y a la “nacionalización” que no resolvió la cuestión energética boliviana: suplir nuestra propia demanda, consolidar mercados, abrir otros nuevos, atraer inversiones para el sector y hacer de Bolivia el ansiado y prometido centro de distribución de gas y líquidos del Continente. Todo falló.

En ese contexto en que todo iba bien y aquí nada se hizo para apurar éxitos en hidrocarburos, y ahora que sabemos que todo irá mal en el contexto internacional ¿Qué sucederá con el gas y los líquidos en Bolivia?

Primero: la “nacionalización” no funcionó y que más aún ahora que habrá nueva Constitución (aunque no sea de nuestro agrado) se tendrá que remodelar toda la arquitectura legal, normativa y legislativa del sector (nueva ley, nuevos reglamentos, nuevas reglas), generando nuevas incertidumbres.

Segundo: en líquidos las actividades upstream no fueron de las mejores (en éste “proceso de cambio” la producción de condensado jamás superó la barrera de 49.000 bpd (barril por día).

Tercero: en gas el upstream nunca superó más de tres pozos de perforación de nuevos reservorios, y la producción tampoco incrementó más allá de los 40 Mm3d (millones de metros cúbicos por día).

Cuarto: el dowstream está liquidado: la refinación, transporte y comercialización no resultaron ser de lo mejor ahora bajo manejo estatal, cuando estaban los privados hacer colas para combustible era cosa del pasado.

Quinto: la angurria del régimen por los ingresos producto de buenos precios del barril hizo que se confisquen todos los ingresos por hidrocarburos a regiones y municipios contrarios a la dirigencia estatal, de manera que la caída de precios incidirá directamente sobre esos USD 300 millones anuales que disponíamos ¿Se atreven a proveer cuánto recibiremos ahora?

Sexto: en 2009 empezaremos a sentir la baja en precios de exportación de gas a menos de USD 1300 (mil trescientos millones) anuales. Echará por la borda el presupuesto y estimaciones de “nacionalizadores”.

Séptimo: dada la reducción de precios internacionales de crudo y de gas habrán menos oportunidades para que compañías multinacionales quieran aterrizar en la Bolivia que expulsa al embajador de Estados Unidos, que expulsa a USAID y a la DEA…menos interés comercial sumado al grave error de ir a un país inestable y confrontado con una Constitución que es rechazada en varias regiones (entre ellas las productoras de hidrocarburos). Si en el mejor momento no vinieron a hacer negocios energéticos en el país (con precios de barril que superaron 110 USD y con precios de gas en USD casi 10), no pensemos en que ahora estarán interesadas en hacerlo. Hemos perdido, por tanto, una década en construir la Bolivia energética del siglo. Además el boom por LNG a América Latina tiene unos cinco años más de tranquilidad.

Octavo: nadie se crea ni por un minuto en la “capacidad” financiera de la dirigencia estatal en querer convencernos que la “refundada” YPFB con sus mil milloncitos de dólares que andan anunciando cada vez van a hacer exploración, perforación, ugrade de refinarías, nuevos gasoductos ni estructuras energéticas modernas en el país. Por amor a Dios es imposible!

Noveno: por de pronto eso de la industrialización está muerto: cuando en 2003 cayó el proyecto de exportación LNG a México y Estados Unidos cayeron las esperanzas de establecer un complejo industrial en valor agregado de gas: petroquímica, termoelectricidad, refinación de crudo, conversión de gas en líquidos GTL y exportación de excedentes. Éste acápite es hoy, por los próximos años, una simple letanía enterrada por la gruesa lápida de la “nacionalización”.

Y, para finalizar, la sagacidad de la dirigencia estatal es inexplicable: compra diesel a sus amigos de Venezuela a casi 11,75 bolivianos el litro para venderlo a 3,72 en el país, importando 400 mil barriles mensuales. Allí se irán unos 400 millones de dólares de subvención. Otro tema es la falta de GLP y la poca penetración del gas en la matríz energética nacional.

Ya no sigamos destilando bilis….feliz domingo !

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