lunes, 20 de octubre de 2008

Nacionalización: ahora importación de líquidos

Por Boris Gómez Úzqueda

Es triste ver que nuestro país –situado en el centro geográfico y con la oportunidad de comercializar diesel, gas y otros derivados energéticos, desde futuros negocios basados en industrialización a escala de gas natural, a todo el Continente- esté sumido en la peor crisis energética interna.

En lo concreto, la "nacionalización" tiene la "virtud" de discriminar a la medialuna en donde no hay ni habrá diésel, gasolina ni Gas Licuado de Petróleo (GLP). Y no por causa de recientes conflictos y movilizaciones, sino porque la producción de petróleo ("crudo pesado", fundamentalmente para refinación de diesel) es deficitario en el país, más aún si no hay nuevos esquemas de financiamiento gracias a la "nacionalización" en upstream (exploración y producción) y downstream (refinación, logística y distribución) que han caído dramáticamente y están siendo dirigidos por ineficientes manos inexpertas de dirigentes estatales que no conocer el sector hidrocarburos; la producción de condensado y líquidos está en su punto más bajo de refinación (de 50.000 barriles/día el 2005 a 49.000 en 2008).

Claro: no hay mayor exploración de nuevos campos. No hay perforación de nuevos reservorios, por tanto menos producción tanto en gas como en líquidos.

En un país en donde se consume mucho diesel (el 2007 se llegó a producir 60 millones de litros, mitad de ellos comercializados en el oriente; pero se importó cerca de la mitad de esa cifra desde Venezuela a precios internacionales en complejos procesos de transporte) y gasolina especial (260 millones de litros en claro incremento) porque no se intensificó la penetración del GNV (el mentado "cambio de matríz energética"), el no contar con diesel es considerado "un crimen" porque perjudica campañas de cosecha y transporte de producción alimentaria.

En el caso de Beni y Pando la situación es peor: deben transportar desde Santa Cruz, considerando la pésima logística estatal de transporte. Antes, en manos del sector privado, con todas sus deficiencias era más expedita y llegaba al público consumidor.

La paradoja es que desde el gas podríamos –en procesos de conversión a líquidos- contar con excedentes de diesel premium de alto valor agregado y de mercados demandantes circundantes; pero debemos importarlo dada la imposibilidad de generar industrias de ésta capacidad.

La solución a mediano plazo es estructural. Se necesita replantear cuál el rol de Bolivia en la producción de combustibles derivados de crudo, la importancia de estimular inversiones en éste sector y –de la mano de inversiones fuertes en el sector gas- determinar cómo nos autoabastecemos y cómo dejamos de importar líquidos. Todo en el marco de una NPE (nueva política energética) que se hace necesaria para evitar la impostura llamada "nacionalización".

Pero claro, indudablemente, una NPE debe ser elaborada en un país democrático y con estabilidad, condición sine qua non para que planes multimillonarios en energía puedan ser viables, sostenibles y dejen beneficio al país.

El subsidio de diesel (la diferencia de precios entre la compra a precio internacional y la venta a precio disminuido) llega fácilmente a USD 200 millones por concepto de importación. El caso del GLP es igual de complejo. Ya analizamos éste tema en varias columnas, pero básicamente refiere a capacidad de producción de gas, y de fraccionamiento de GLP, para mercado interno y externo. Y pasa por la necesidad de superar la actual producción de 1000 T/d (tonelada/día equivalente a 100 000 garrafas) que deben mejorarse con un criterio de upgrade de refinerías, dineros frescos en plantas fraccionadoras y mucha inversión vía capitales externos en el sector gas al que debemos apostarle quizá con mayor empeño que al sector petróleo, porque Bolivia es gasífera antes que petrolera.

Está comprobado que el Estado –a través de su "refundada" estatal a cargo de gas y petróleo- no va a poder acompañar el crecimiento de industria, comercio y servicios que requerirán más líquidos, más gas y más GLP que la dirigencia estatal no podrá abastecer.

Ahora lo más grave: se importará gasolina desde Chile porque –ojo- no pueden cubrir la propia demanda interna ! Con todos sus defectos la política del "triángulo energético" de mediados de los noventa, abruptamente, desplazada por ésta "nacionalización" podía satisfacer enteramente mercados de gas y líquidos de Bolivia.

Dicen que importarán hasta 20 millones de litros de gasolina especial, seguramente el precio por litro de gasolina que adquirirán allá (en donde sí saben hacer buenos negocios en energía) será a precio internacional; desangrando –una vez más- al pobre Estado boliviano que deberá comercializarlos a precios subsidiados todo para seguir alegando que la "nacionalización" funciona.

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