Por: Boris Gómez Uzqueda
Estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos indican que habrían a disposición de Cuba en off-shore más de 4,600 millones de barriles de petróleo y 9.8 billones de pies cúbicos de gas natural que con inversión y tiempo de maduración adecuados en unos diez años le permitirían producir 525,000 bpd (barril por día), para autoabastecimiento y exportación de excedentes.
No es raro pensar en que caído el régimen comunista, aterrizarán a la Isla miles de millones de dólares en negocios e industrias de todo tipo, lógicamente en hidrocarburos la mayor parte de esas inversiones. El cambio de modelo facilitará la tarea.
Recientemente estuve en Miami, Estados Unidos, la capital del exilio cubano en el sur de la Florida, conversando con buenos amigos que entienden de Democracia y de hidrocarburos y que –como los bolivianos- esperamos un cambio para que nuestros países empiecen a avanzar en negocios energéticos.
Otrora pensar en una Cuba petrolera sonaría raro. El país caribeño podría jugar un muy importante rol en los próximos 5-10 años. La crisis mundial de la energía y particularmente la sed norteamericana de combustibles gatillarán inversiones para explorar el Caribe, inclusive de cambiar la postura interna norteamericana con relación a desarrollo de exploración off-shore en sus aguas territoriales y –democracia de por medio- evitar la dependencia de la importación venezolana de 92,000 bpd.
Las multinacionales Repsol-YPF, la Norks-Hydro (de Noruega con experiencia y tecnología para explorar en aguas profundas) y ONGC (India) desde 2009 verán de hacer desarrollo exploratorio en el Golfo de México; eventualmente la brasilera Petrobras (esa que tratan mal en Bolivia es multinacional con tecnología, financiamiento y experiencia en exploración y producción de hidrocarburos de aguas profundas, socia de más de 300 bloques en aguas norteamericanas del Golfo de México), en el caso de la hispano-argentina está desde hacen un par de años a cargo del upstream cubano en su Zona Económica Exclusiva (de más o menos 115,000 km2 con 59 bloques exploratorios de 2,000 km2 cada uno).
La acometida cubana en hidrocarburos supondrá ejercicios multimillonarios en contratación de plataformas perforatorias semi-sumergibles que se rentan por cerca de USD 350,000/día (¡dependiendo la demanda!), para desarrollar pozos que tardan 2 - 3 años de trabajo, además de personal internacional, tecnología de punta, logística y una serie de operaciones de financiamiento únicamente posibles en escenarios de libre mercado y democracia. Hay dos formaciones geológicas en el mar profundo (la Eastern y Western Gap) donde presumiblemente –se necesitan más estudios- habrían bolsones de petróleo y gas natural. El potencial no está lejano a cifras entre 12,000 - 15,000 millones de barriles de petróleo.
La alta necesidad de combustibles y electricidad de la sociedad y de la industria norteamericana empujarán exploraciones en aguas de la Florida, en el Caribe, cercana a menos de 100 kilómetros de sus tradicionales rivales los gobernantes (todavía) comunistas. La postura en algunos círculos con relación a exploración en aguas del Golfo es que se dañaría el medio ambiente.
El cambio de clima político en la Isla y la crisis energética serían motivo para alianzas estratégicas en exploración y desarrollo de industrias de gas y petróleo off-shore entre la Cuba poscastrista y capitales multinacionales.
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