Un espacio de análisis y debate de la realidad boliviana, desde la perspectiva energética. Energía, Gas, Petróleo para el Desarrollo Económico.
lunes, 2 de junio de 2008
Seamos serios !!, por Gary A. Rodriguez, gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior
En los tiempos de globalización que vivimos, no sólo las empresas sino los países deben competir entre sí. Las empresas pugnan por ganar los mercados que precisan para vender lo que producen, mientras que los países compiten por captar las inversiones que necesitan para desarrollarse. Si para las primeras el precio y la calidad son factores de éxito, para los segundos lo son las buenas políticas públicas. Y, para ambos, la más amplia garantía de cumplimiento.
Según el Foro Económico Mundial, la competitividad de un país tiene que ver con la calidad de sus instituciones; infraestructura; estabilidad macroeconómica; salud y educación primaria; educación superior y entrenamiento; eficiencia de los mercados; capacidad tecnológica; sofisticación de los negocios e innovación. Su medición lleva al ´Índice Global de Competitividad´ y éste, a un ranking de más de 100 países donde Bolivia históricamente —por mérito propio— aparece entre los últimos.
Si dicha medición tuviera que ver solo con ´quién es más competitivo´, no pasaría de ser una futilidad. Pero cuando la competitividad sumada a la calificación de ´riesgo-país´ y el ´ambiente para hacer negocios´ son factores de decisión para los operadores del comercio internacional, la cosa cambia. Los hombres de negocios siempre quieren ´apostar a ganador´ e —indudablemente— un país ganador será aquel cuyo gobierno sea sensato, que haga las cosas en serio, sin creer sus propias mentiras y sin perder la perspectiva, lo que implica no ver sólo el árbol (país) sino el bosque (mundo).
Michael Porter, destacado Profesor de Economía de Harvard, sostenía en su obra La ventaja competitiva de las naciones, que la acción del Estado de hecho puede incidir positiva o negativamente sobre la competitividad como fuente principal del desarrollo. Según Porter, las condiciones para lograr el progreso no se heredan sino que ´se crean´; por tanto, tener ´recursos naturales´ no es tan importante —como se cree en Bolivia— pero sí lo es, la ´capacidad de innovar y mejorar´.
¿Cómo está nuestro país en estas materias? Mal. No sólo porque crecemos apenas al 4%, sino porque nuestros compatriotas siguen saliendo al exterior, resignados a trabajar casi como esclavos. ¿Cómo entender esto? El ´Índice de Clima Económico de América Latina – 2008´ de la Fundación Getúlio Vargas tal vez ayude: Bolivia se ubica como penúltima en la cola, reflejando los problemas de inflación, falta de competitividad, escasez de mano de obra calificada y —sobre todo— desconfianza en las políticas gubernamentales. ¡Qué pena! Si para quienes invierten y generan empleo la mayor dificultad a enfrentar resulta que es el propio Gobierno, entonces la esperanzadora ´luz al final del túnel´ que se avizoraba para Bolivia estará resultando sólo un desquiciado tren, que viene amenazador, en la dirección incorrecta.
*Gary A. Rodríguez A.
es economista y gerente
general del IBCE www.ibce.com.bo
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