lunes, 5 de mayo de 2008

Bolivia: lo que se viene con el triunfo de la autonomía en Santa Cruz



Por Boris Gómez Úzqueda

Luego del contundente 85% del sí con el cual la próspera región industrial, comercial e hidrocarburífera de Santa Cruz aprobó su Estatuto autonómico en respuesta al obcecado centralismo autoritario de corte etno-marxista de la dirigencia estatal prohijada por el castro chavismo, lo que viene a Bolivia es un nuevo camino: por un lado lograr la consolidación de la reforma del Estado, a su reorganización vía integración de regiones con autonomía, y por otro la sencilla constatación de que los intentos de hegemonía y de perpetuarse en el poder de los neocomunistas quedaron, a Dios gracias, en simples proyectos.

Ahora se viene la conformación de toda la estructura legal, normativa y política que regirá los destinos de Santa Cruz (este), y posteriormente de Beni (noreste), Pando (norte), Tarija (sur) y quizá hasta fin de año de Chuquisaca (centro-sur) y Cochabamba (centro), con lo que el poder político real de la dirigencia estatal neocomunista habráse reducido a apenas tres regiones: una porción de La Paz (occidente), concretamente la ciudad de El Alto, Oruro (occidente) y Potosí (occidente).

No hay otra discusión: el gobierno central está conminado a terminar su mandato –si es que sus propios movimientos sociales no deciden sacarlo antes- ante el fracaso de su programa: propiciaron una Constituyente cuya "constitución" fracasó porque no logró el consenso de siete de nueve regiones, dado el perfil comunistoide que pretendía imponer; fracasó su "nacionalización" de hidrocarburos que no atrajo ni un solo euro adicional en exploración, menos en producción de gas ni petróleo, y fracasó, finalmente, la descarnada lucha que la dirigencia estatal central dio contra el irreversible proceso autonómico. Resultado –reiteramos-: siete de nueve regiones están a favor de la Democracia contra el autoritarismo neocomunista.

Lo que viene: no hay negociación de nada. Es simplemente un feliz reacomodo de la realidad política: no puede negociarse en base a la falsaria "constitución" que los oficialistas aprobaron contra toda ley; deben devolver los recursos que oficiosamente han incautado a las regiones productoras de hidrocarburos y aunque no reconozcan la victoria autonomista, la autonomía se impondrá con legislación normativa local propia y diseño de políticas estaduales en diversas áreas hoy desatendidas: educación, salud, vivienda, hidrocarburos.

El gran perdedor es el presidente de Venezuela y su amiguete el presidente de Bolivia. El próximo golpe contra el neocomunismo será cuando otras regiones voten favorablemente por sus estatutos de región autónoma y cuando en Chuquisaca, otrora bastión del oficialismo, pierdan en elección directa la gobernación.
Con ello el equilibrio se habrá roto y bastará esperar dos caminos: o esperar a que los autoritarios oficialistas cumplan su mandato un par de años más, que serán una verdadera pérdida de tiempo para el país; o insistir con el referéndum revocatorio de mandato.
Dadas las cifras y el desencanto de la gente sabemos que el gran revocado será el Presidente de Bolivia y su amiguete el Presidente de Venezuela.

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