lunes, 3 de marzo de 2008

¿Quién arregla el lío de los hidrocarburos en Bolivia?

por Boris Gómez Úzqueda

A ésta alturas de la crisis política y descomposición social que tiene fracturada a Bolivia resulta grosero reclamarles a los totalitarios que administran el Estado por su "política" de hidrocarburos, aunque todo el desbarajuste está íntimamente ligado a la energía e hidrocarburos.

Voy a seguir metiendo sal en la llaga: la estatal petrolera prometió, en solemne acto palaciego, "inversiones" para 2008 por 1.400 millones de dólares", palabrería que terminó en "rehabilitación" y costosa simple remodelación de 40 estaciones de expendio de combustibles que, obviamente, son parte de su visión microscópica de lo que según ellos debe ser un remedo de política energética integral. Lo que sí harán es repetir la vieja historia: no habrá combustibles, habrán colas, desabastecimiento y favoritismo en el manejo de esas estaciones. Y ojo que esos "1400" no alcanzan para ponernos al día ni pensar a futuro.

Su "nacionalización" les significó a los totalitarios que su propio ministro del sector (Solíz) los eche a la mierda por tanta impostura. Ahora han puesto a nuestra pobre patria en callejón sin salida: no se están cumpliendo envíos de gas a Brasil, ni a la Argentina en volúmenes pactados convirtiendo al país en zona de pre-guerra civil más caliente del Continente. Algunos ejemplos: el contrato de compra-venta (YPFB - Energía Argentina Enarsa) de 2006 supuesto a suministrarles 27,7 Mm3/D por 20 años es imposible de cumplir en condiciones actuales: no hay inversión de por lo bajo USD 3.000 millones para exploración y para mínimo 20 pozos a máxima capacidad de producción, menos aún diseño y expansión de refinerías o logística de transporte (capacidad en gasoductos, estaciones de compresión). Su "nacionalización" es otro bodrio que tiene podridos a los bolivianos.

Los totalitarios nos llevaron al despeñadero de la pobreza y nos pusieron en la vitrina internacional de país de altísimo riesgo porque nadie va a venir a poner un dólar gracias a su malhadada Constitución autoritaria y racista que intentan imponer. No escuchan al 70% del territorio que ya los repudia y se aferran a administrar menos del 30% del territorio nacional. Se han convertido en el parangón latinoamericano de los locos talibanes (1996-2001) que en su momento de caída apenas controlaban alguna porción de Afganistán esclavizando a sus ciudadanos con estrafalarias ideas parecidas a los de éstos autoritarios: su decidida promoción de odio inter-racial, su diaria venganza contra la propiedad privada, su rotunda negativa a la libre iniciativa, su separación del mubndo globalizado, y su formal desapego a la libertad y a la democracia…

Por ello el reclamo: su "nacionalización" no trajo nuevos contratos, el suministro con el Brasil –viene de los noventa- se está cumpliendo con el contrato principal GSA (contrato venta de gas) merced a previsiones de ésa época; pero dejó de suministrar otros contratos como Cuiabá y Comgas; poniéndonos en ridículo cuando entre Argentina y Brasil trataban de ver una fórmula que les permita servirse del poco gas boliviano disponible ante la incapacidad de cálculos de mis connacionales.

Por dedicarse a hacer guerra política fratricida interna los totalitarios olvidaron que la producción boliviana de gas debiera estar a no menos de 60 Mm3/D, porque ni con esa cifra estaremos bien para cumplir compromisos, proyectos megalómanos (de "industrialización" que me atrevo a afirmar que ésta administración gubernamental no podrá ejecutar) ni para cumplir con nuestra gente que deberá soportar un frío inverno sin GLP, sin mucha electricidad y sin diesel para el agro.

En éste punto una reflexión: ¿quién arregla el lío político interno?

Un llamamiento a elección anticipada pondría un paño frío a la polaridad entre los que sustentan la cosmovisión marxista-etnocéntrica de los gubernamentales versus quienes tenemos la visión democrática-autonómica de pacífica convivencia. Posterior a ésta pausa que evitaría una confrontación interna, surgido un nuevo gobierno de las urnas y con un país unido en base a autonomía de gestión de sus regiones empezaríamos el segundo capítulo: arreglar el lío energético en el que nos metieron los propugnadores de ésta maldita "nacionalización" !

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