sábado, 23 de febrero de 2008

A POCA GESTION POLITICA INDIGESTION, por Senador Carlos D'Arlach, ex presidente YPFB



La visita de una delegación a Brasil planteando bajar su cuota de importación de gas nos muestra crudamente la falta de gestión pública que el Gobierno trata de ocultar sometiendo al pueblo boliviano a una indigestión política, haciéndole beber diariamente mucha propaganda y, este año, comerse por lo menos dos referendos, a los que se agregará el de las autonomías. Esta nota busca llamar a todos a una profunda reflexión sobre este proceso y el destino que le estamos dando a recursos que en corto plazo van a disminuir, como son las regalías e IDH.

En el pasado, el país estuvo "viviendo de algo milagroso" o al menos con la esperanza de vivir de algo. La plata, el guano y el salitre, el estaño y ahora el gas; todos, recursos naturales que hicieron que el centro político migrara de sur a norte y de este a oeste en la dilatada geografía nacional. En este proceso también tuvo mucho que ver la cocaína, ahora en pleno auge en todo el país, como único recurso renovable. Cada cambio estuvo inserto en un contexto internacional determinado, acompañando al mundo y al continente con el nacionalismo y el liberalismo, con las dictaduras y las democracias, alentadas o depuestas desde afuera.

¿En qué momento estamos ahora? Las vivencias de los bolivianos de hoy son muy diferentes y dependen de la edad de cada uno. Los más viejos recuerdan los años de la revolución nacional, emergente de la Guerra del Chaco, de la cual quedan pocos sobrevivientes; la gente madura recuerda las dictaduras militares de los setenta, y la juventud, a la democracia pactada de los últimos 25 años. La mayoría de los jóvenes no recuerda ni siquiera la inflación de la UDP, pero sí han vivido las llamadas guerras del agua, del gas, del estaño, a las que se agregaron otras, políticas, como la de la capitalidad. Ahora se vienen más guerras, como la de los referendos, de la constitución, de los estatutos autonómicos y cuántas más, imposibles de imaginar. ¿Le falta gas, lo ahoga La Niña, le duele la inflación, le preocupa la inseguridad, le preocupa el incremento del narcotráfico? Haga cola, súbase a un helicóptero venezolano, coma un referéndum, chupe una telenovela de conspiración y espionaje, disfrute otro spot publicitario del Gobierno o del Prefecto, escuche otro discurso. A cada necesidad agobiante, otro traguito de política, pero ¿de gestión, qué?

En un momento en que todos los países vecinos caminan, el nuestro gatea. En un momento en que los precios del gas y de los metales están por las nubes, nuestra producción está estancada, y lo que es más grave, aún nadie sabe cuál será el marco jurídico bajo el cual estaremos dentro de diez años. Lo único cierto es que, cuando viajemos, habrá que llevar bajo el brazo varios estatutos, pero debemos preocuparnos más por la justicia comunitaria que será definitiva e irrevisable si violamos normas no escritas de una de las 36 nacionalidades indígenas por cuyos territorios deberemos transitar.

Mientras esto ocurre, el Poder Ejecutivo no sabe cómo llenar los caños de exportación de gas al Brasil y Argentina que generan regalías e IDH que disfrutan el Gobierno, prefecturas, municipios, universidades y otros, y ahora financian los bonos Juancito Pinto y Dignidad. En otras palabras, está dejando que languidezca la única vaca lechera del país. ¡Se acabó el discurso, es hora de hacer gestión!

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