jueves, 6 de diciembre de 2007

Brasil retomará iniciativa energética


Por Boris Gómez Úzqueda

A fines de 2010 uno de los proyectos de "Tupi", gigantesco reservorio recientemente confirmado a 286 kilómetros de la costa del sudeste de Río, producirá 100.000 barriles diarios de petróleo para reducir -en gran medida- la sed energética brasilera que en su desesperación no sólo está liderando programas de biocombustibles, sino que pondría a ese país a la vanguardia en iniciativas de gas y petróleo.

El equilibrio geopolítico continental sufrirá grandes variaciones, en el negocio energético, que redundará en un duro golpe a la pretendida hegemonía del presidente de Venezuela.

La multinacional brasilera Petrobras pondrá más de 3 mil millones de Dólares en su flamante yacimiento que tiene quizá mucho más de ocho mil millones de barriles de crudo equivalente (BOE) y gas natural asociado en la cuenca de Santos, con lo que a mediano plazo y una vez desarrollados sus campos le garantizará seguridad energética por largo tiempo dejando de depender de su convulso vecino del oeste (Bolivia) y evitar, además, peligrosas alianzas o gasoductos comunicantes con el poco afamado régimen del presidente de Venezuela.

La noticia de invertir en una plataforma de prospección en aguas profundas para capacidad de mas de 5.000 metros y ejecutar el proyecto piloto de explotación de la reserva no debió causar mucha gracia en Caracas que –hasta ahora- se ven al mando total del negocio energético en éste lado del mundo. Imagínese los futuros ingresos brasileros tomando en cuenta el creciente precio del petróleo (a 100 dólares por barril), que reposicionará a Brasil como contrapeso geopolítico gracias a su nueva capacidad de autoabastecimiento y suministro energético.

Estiman llegar a contar con 100 TCF (trillones de pies cúbicos) de gas natural que les permitirá motorizar la industria de electricidad, de conversión de gas a líquidos, de dimetil eter y de petroquímica.

Las cartas, entonces, han variado a favor de Brasil más aún ahora que está muy dependiente de Bolivia. La poderosa industria de San Pablo que consume en gran porcentaje de gas boliviano imprimirá, de seguro, velocidad y celeridad en sus cabildeos para que la multinacional petrolera de ese país –y sus asociadas 25% la británica British Gas (BG) y 10% la compañía portuguesa GALP Energy)– pongan máxima efectividad en desarrollo y explotación de ese reservorio.

La suerte está echada y en Bolivia –cuya democracia pende de un hilo- seguimos con el sueño de que "todo está bien con la nacionalización" que obviamente no funcionó y que encima sólo se utilizó para poner a nuestro país en la vitrina de países altamente inseguros para la inversión energética.

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