lunes, 15 de octubre de 2007

Ex ministro nacionalizador: Cría cuervos y te sacarán los ojos

por Boris Gómez Úzqueda
No es la primera vez que el ex Ministro de Hidrocarburos, que estuvo a cargo de comandar la "nacionalización", se dirige –por intermedio de la prensa- a sus ex compañeros políticos para "reflexionarles" y pedirles que "retomen el rumbo" de la nacionalización.
Y los reclamos se hacen más evidentes ahora que Venezuela y Argentina, de concretarse la construcción de la planta regasificadora de gas venezolano en suelo argentino, dará pie a un proyecto que podría mermar el "natural" mercado comercial gasífero boliviano: el argentino.
La era del LNG (gas natural licuificado) empezará para esos países dejando de lado a Bolivia, con una pretendida inversión de 400 millones de USD y con proyectado suministro de 10 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd) de gas. Esa planta, como los proyectos binacionales que se encararían en Bolivia entre la estatal petrolera boliviana y la multinacional petrolera venezolana, son parte de una estrategia que no está claramente determinada a favorecer a Bolivia. La "nacionalización" trajo este tipo de acuerdos -con los amigos venezolanos- que competirán el suministro de gas boliviano a la Argentina (con compromisos de 27 MMmcd, en los próximos 20 años), pero sin norte para los futuros negocios energéticos bolivianos.
Por ello, y por todo lo malo que sucede, quién fuera responsable de proyecto político más significativo de la dirigencia estatal, que contemplaba una tercera nacionalización de hidrocarburos, bandera y consigna de batalla electoral, relató que hay un "núcleo palaciego" que impidió concretar ese proyecto revolucionario (El Diario 05.08.2007). ¡Cría cuervos y te sacarán los ojos!
Fue, prácticamente, traicionado. Y ante el desaire y tamaña ingratitud sufrida anda contando al público la calidad de aliados y compañeros políticos que tuvo, desenmascarando conductas que dejan mucho que desear. El ex parlamentario del desaparecido partido político conciencia de patria, y ex periodista propugnó una nacionalización como las que ocurrió en el país en el siglo pasado: con expulsión de multinacionales, confiscación de bienes y con toma real por parte del poder del Estado por sobre operaciones de la cadena hidrocarburífera, tesis que sustentaba en el caudal electoral que apoyaron a los dirigentes estatales en 2005. Hoy, al no haber ocurrido aquello, los dirigentes estatales se esfuerzan por atacar al sector privado y señalarle escenarios confrontacionales, que no animan a la inversión.
Resta preguntarnos si no existirá algún vedado proyecto de hegemonía venezolana en el continente, a través de la energía, y que deje a Bolivia con su gas competidor enterrado bajo suelo. La proyectada "nacionalización" hubiera resultado bien de no ser porque a algunos –de un entorno que el ex ministro califica de "palaciego"- no les calzó ese asunto de una "nacionalización" de verdad. Prefirieron hacerla de mentiras: una simple remodelación de regulación gasífera, cambio de contratos (de reglas) a las operadoras multinacionales y la reestatización de refinerías. ¿O habrán preferido una "nacionalización" para favorecer a ciertos intereses caribeños?
Lamenta que haya una "pérdida del timón" en relación al gas y al petróleo, y por incapacidad de dirigentes estatales y entiende que, hoy, los sectores excluidos de la sociedad siguen postrados, evidenciándose, por el contrario, y siguiendo la tesis del ex ministro, el surgimiento de "corrientes etnicistas disgregadoras, como los 'Ponchos Rojos' de Achacachi".
Que pena debe ser para el ex ministro –que fue hombre de confianza del Presidente, parte central del círculo principal de decisión política- arrepentirse in extremis por su participación en la coyuntura fallida que le tocó dirigir. Y no se equivoca al ver abortado su proyecto revolucionario: porque él buscaba una nacionalización que marque época y ponga a Bolivia en el mapa de países altamente conflictivos para la industria energética. Lo que el ex hombre de la fallida nacionalización no termina de comprender es el porqué de esta dirigencia estatal, tan dedicada a sus proyectos voluntaristas y milenaristas folklóricos, no tiene idea alguna de política energética, por ello es que no se tomó "de inmediato, el control accionario de las empresas 'capitalizadas' y de las que controlaban refinerías, oleoductos y depósitos de almacenamiento" como pretendía el ex ministro.
Medidas de corte revolucionario nacionalizador requieren agentes políticos de cambio y de amplia definición, de perfil y de características que pongan a la sociedad en la historia. Y con lo que se chocó el ex ministro fue con un grupo de timoratos, que no pudieron responder a la real expectativa del diseñador de esa política que, reconozco, hubiera sido valiente.
Denunció, también, que se le impusieron nombres y le obligaron a que alguno de sus colaboradores renuncie al cargo, por ello y por su decepción dejó el ministerio de energía, y hoy, debe cargar con esa pena infinita.

No hay comentarios: