domingo, 28 de octubre de 2007

El petróleo asusta


El petróleo asusta



>> Por: ABC (España)

El precio del petróleo ha subido en dólares un 10 por ciento en una semana y alcanzado nuevos máximos históricos; el WTI americano se vende a 90 dólares barril y el Brent, a 85. Tanto la intensidad y rapidez de la subida como sus causas son motivo de preocupación en una economía que no necesitaba nuevos sustos.



Los expertos hablan de problemas de suministro ligados a las tensiones geopolíticas en el Kurdistán iraquí y a nuevos fenómenos climatológicos en el golfo de México con la llegada del invierno. Pero los economistas añaden una creciente correlación negativa entre el precio del petróleo y del dólar, con lo que el impacto positivo sobre nuestra balanza energética derivado del fortalecimiento de la divisa americana podría desaparecer, complicando aún más nuestras ya de por sí elevadas necesidades de financiación externa. Sobre todo, si se confirman los pronósticos de una nueva depreciación del billete verde que, según muchos analistas, continúa sobrevalorado.



La economía internacional tiene su gran cita de otoño esta semana en Washington, con la reunión del G-7 y la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial. Allí se oirán voces para que China asuma su parte de responsabilidad global y deje que el tipo de cambio de su divisa se aprecie para quitarle presión al euro. También tendremos más información sobre el impacto en el crecimiento mundial de la crisis financiera de este verano, información que añadir al comentario de Bernanke, presidente de la Reserva Federal, de que significará un lastre para el crecimiento.



Aunque el precio del petróleo se está comportando con gran volatilidad y es posible que todo quede en un episodio pasajero, las actuales tensiones de oferta se dan en un contexto de fuerte demanda como consecuencia de la voracidad energética de las potencias emergentes asiáticas.



Se dibuja así un escenario internacional complicado, en el que al efecto contractivo de la crisis financiera se unen presiones inflacionistas derivadas del petróleo y una nueva depreciación del dólar.



La razón fundamental de la escalada de precios se encuentra en la fortaleza de la demanda, que este año crecerá de nuevo un 1,5% a nivel mundial, combinada con una contención de la oferta por parte de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que no quieren de ninguna manera que crezcan los inventarios. A esto se une que, dentro de la propia organización, que en estos momentos supone el 40% del suministro mundial y que sigue creciendo, hay algunos países como Venezuela o Irán que están presionando para que suban los precios. Además, la capacidad excedentaria del cártel está muy concentrada en Arabia Saudí, lo que dificulta que empiece a llegar al mercado oferta de otros países de la organización. En el mercado los operadores confiaban en que las restricciones de la OPEP fueran compensadas de alguna manera por incrementos de producción en otros países fuera de la organización, pero no ha sido así. La mayor parte de los proyectos en marcha no siguen el ritmo previsto inicialmente.



Afortunadamente, el petróleo ha perdido el peso que tuvo antaño sobre la economía -en la actualidad representa la mitad que en la crisis de los setenta-, lo que ha moderado los efectos de la subida de los precios sobre la crisis financiera. Sin embargo, esta coyuntura tiene consecuencias negativas sobre algunos sectores en concreto como el del transporte.

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