martes, 23 de octubre de 2007

Bolivia: En el fondo la pelea es por la energía


Por Boris Gómez Úzqueda

América Latina –y no hablemos de Estados Unidos- empezará a librar una encubierta batalla por la energía. Bolivia es el centro de los proyectados abastecimientos de gas a la región –al haberse cerrado, por lo menos en los próximos años- la posibilidad de convertir a Bolivia en centro exportador de LNG, los "mercados vecinos" Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y Uruguay necesitarán de gas para mover sus industrias, y tendrán que echar mano de lo más cercano –y barato- tienen como son los reservorios bolivianos.

Y ésta geopolítica de la energía nos puso, a los bolivianos, en un brete: por un lado envidias y por otro ingobernabilidad. Desde lo externo queda claro que hay un proyecto venezolano de hegemonizar los negocios en energía. Y en lo interno luego de que el presidente de Venezuela amenazara públicamente convertir a Bolivia –y en particular a Santa Cruz- en un epicentro de guerrillas y sangre como fue Vietnam ( http://www.youtube.com/watch?v=7Vc8qYg1HVo ) y tras haber sido calificado de "macaco" por el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, y rechazadas sus pretensiones de intromisión hegemónica en Bolivia por los gobernadores de Cochabamba, de Beni, de Tarija y de Pando –que constituye el rechazo al gobierno de cinco de nueve regiones bolivianas-, la decisión a tomarse para salir del entuerto sigue girando en torno a la energía desde 2003 cuando ocurrió la " guerra del gas" por la que los violentos de ayer –muchos de ellos parte de la dirigencia estatal actual- se opusieron a un proyecto de exportación de LNG (gas licuificado) a México y Estados Unidos atravesando un puerto de salida chileno.

Las secuelas de 2003 siguen en pié: no hay una definición clara y contundente de qué hacer con el gas que, por cierto, sigue enterrado a más de 6000 metros bajo tierra y sin posibilidad de comercializarlo en beneficio del país.

Ante ello no termina de acomodarse el proyecto energético continental. Está pendiente. Los países de América del Sur están, bajo éste esquema de des-integración aislados en necesarios proyectos de interconexión eléctrica, de gasoductos y de industrias de valor agregado. Tienen a un país –como Bolivia- convulso. Ingobernable y con claros signos de sus dirigentes estatales de erigirse como un régimen títere del presidente de Venezuela.

Por ello nuestra preocupación latinoamericanista: porque sentimos que desde el centro del Continente las cosas no están funcionando en poner en marcha la llave maestra, como son los hidrocarburos, para la integración. Nos preocupa, como bolivianos, que no se puedan ofrecer las condiciones mínimas de gobernabilidad, certidumbre y estabilidad para que la industria de los hidrocarburos –junto con sus inversiones- fluyan para Bolivia y para beneficio suramericano.

En ese orden vale la pena hacer un análisis de la abierta confrontación entre la dirigencia estatal y los gobernadores de las regiones mal calificadas "opositoras" al régimen boliviano. Lo que verdaderamente existe es un ánimo obcecado y obsesionado de la dirigencia estatal de desconocer los valores democráticos de los ciudadanos bolivianos. Antes de llegar al poder cerraban carreteras con sus bloqueos, despreciaban la democracia. Llegaron al poder –por el voto que la democracia les permitió- y ahora buscan liquidar instituciones democráticas (tribunal constitucional, división de poderes, división política territorial, etc).

Por ello, y por enésima vez, los cinco gobernadores de "la oposición" boliviana (la dirigencia estatal apenas controla tres de nueve gobernaciones, y ninguna alcaldía de ciudad principal) suscribieron –el pasado 11 de octubre la "Declaración de Bahía", en Cobija, capital de Pando- y recientemente la declaración "Octubre Verde, compromiso por la democracia y libertad", en Santa Cruz de la Sierra, por las que exigieron al Presidente de Bolivia –y a sus dirigentes gubernamentales- respetar y hacer respetar la soberanía y dignidad nacional.

Creemos, desde lo profundo de nuestro ser, que la intromisión del presidente de Venezuela –que también tiene tiranizado al respetado pueblo de Venezuela- a través de sus "ayudas" interesadas a Bolivia han llegado al límite, por ello la reacción democrática y digna de los gobernadores: pidieron "en forma inmediata" que el Presidente proceda a instruir al retiro de todas las fuerzas militares extranjeras que se encuentran en Bolivia, obviamente se refieren a las de Venezuela que andan como dueños por casa en varias ciudades bolivianas, particularmente en Trinidad capital del Beni en donde han hecho su finca de fin de semana.

Lo importante del análisis situacional es que sigue siendo la energía –concretamente el gas- el epicentro del debate: los gobernadores protestaron resumiendo la voz de sus pueblos a los que representan porque arbitrariamente desde el poder de la dirigencia estatal -que controla el Poder ejecutivo central- quieren confiscar un ingreso fiscal denominado IDH Impuesto Directo a los Hidrocarburos que –vaya sorpresa !- no fue diseñado, en su estructura económica ni legislativa por quienes hoy administran el poder central boliviano.

La explicación es más sencilla: como les fue mal en su proyecto de "nacionalización" tienen que echar mano de ingresos fiscales producto de negocios en hidrocarburos que fueron pensados y estructurados por otra administración gubernamental. Pero están ya acostumbrados a confiscar el patrimonio ciudadano. Con la fallida nacionalización de 2006 –cuyo mentor el ex ministro del régimen anda criticando permanentemente- no han podido siquiera modificar el marco legislativo, normativo ni regulatorio de los hidrocarburos en Bolivia: siguen subsistiendo una ley y un sistema regulatorio de la época "neoliberal" que la actual dirigencia estatal descalificó con tanta rabia, pero sin avanzar un ápice.

Lógicamente todo éste recuento tomó años y el uso inconstitucional de las Fuerzas Armadas además de la hoy repudiada intromisión del gobierno venezolano en la militarización de los Departamentos (gobernaciones) y la represión a civiles, conforme denunciaron los gobernadores.

A mis alumnos que comparten cátedra en un prestigioso instituto de energía y gas en Santa Cruz Bolivia –muchos de ellos profesionales internacionales que vienen a conocer el mundo energético boliviano- me resulta difícil explicarles que en Bolivia hay una situación de ingobernabilidad: que cinco de los nueve Departamentos bolivianos critican diariamente la "obsesión totalitaria" de la dirigencia estatal que busca el avasallamiento institucional del país contrario a toda regla democrática, que han diseñado una Asamblea constituyente que está al borde de la muerte, que han elaborado un proyecto de nacionalización de hidrocarburos, re estatizando el refino, reduciéndose las inversiones en exploración, cerrándose mercados para la comercialización y postergándose a la industria en su modernización tecnológica por muchísimos años y que quieren poner a Bolivia en 36 pedazos de "naciones indígenas" para balcanizarla y controlarla desde el marxismo del "siglo XXI".

Me resulta difícil explicarles que desde la dirigencia estatal se toman medidas de hecho contra los opositores: ya quemaron la gobernación de Cochabamba en enero pasado, ya cercaron a Tarija en julio y ya tomaron el aeropuerto internacional de Santa Cruz ahora en octubre, ya cercenaron la institucionalidad del Tribunal Constitucional, y un largo etcétera.

Y lo que es peor: Bolivia , como país potencial en negocios e industria del gas sigue postrado. La gente es la que sufre. Hay inflación y no hay mejoras a la infraestructura en servicios básicos, ni en salud ni educación. Seguimos detrás de Haití en niveles de pobreza de nuestra gente

No hay comentarios: