viernes, 13 de agosto de 2010

Gas y litio potosino: agenda pendiente

por Boris Gómez Úzqueda. MBA. Consultor. VP de una firma de servicios en tecnología, industria, comercio energía e hidrocarburos

Con la propuesta de federalizar el país, doctrina surgida en Potosí, esa región tendría un futuro brillante en desarrollo económico y negocios relacionados a litio.
En ésta coyuntura, y dado que en Bolivia existe la potencialidad de llegar a probar más de 100 TCF (trillón de pié cúbico) de gas natural -ahora estamos en cifras más o menos en 20 TCF conforme anuncios del ministro del sector, en menos del 10% del territorio boliviano explorado- es absolutamente indispensable pensar en proyectos y negocios compartidos entre el Estado boliviano, el departamento de Potosí (a través de su Gobernación) y capitales multinacionales externos en explotar litio con energía barata boliviana.
Ésta coyuntura se presenta favorable porque Potosí, además de exigir la federalización de Bolivia –que es muy provechosa en un contexto de unidad, democracia y solidaridad- debe exigir una presencia activa y proactiva en la definición de la nueva Ley de Hidrocarburos y fundamentalmente formular, desde sus bases académicas, técnicas, políticas y sociales una “agenda energética regional” basada en su potencial de negocios de litio.
¿Qué tiene que ver el litio con el gas?: muchísimo.
La explotación del litio va a requerir plantas termoeléctricas y de gas. Que mejor que diseñar esquemas de ingeniería financiera en negocios compartidos para -desde el Estado federal y estadual- proporcionar a inversionistas internacionales de gas y electricidad oportuna, cercana y a bajo costo –de la región gasífera del Chaco boliviano- para desarrollo y explotación del litio potosino.
Esa industria del litio no sólo “gatillará” nuevas inversiones en hidrocarburos (en exploración, en zonas geográficas consideradas "gasíferas"), sino en infraestructura (esquemas de negocios en cómo llevar gas y electricidad a Potosí a través de inversión intensiva en infraestructura).
El litio, que estará -entre otras aplicaciones- en “baterías” que serán parte de la estructura de los nuevos vehículos que ya están siendo exigidos a constructores de vehículos en Europa y en algunos estados norteamericanos para vehículos híbridos bien podrían producirse en mega-plantas potosinas alimentadas con gas chaqueño.
El litio tiene esa función -entre otras decenas- que revolucionarán la economía global, y Potosí puede ser ese hub especializado.
Que puede haber varios esquemas de negocios para comprneder y ejecutar adecuadamente el fenómeno del litio, es verdad que sí puede; pero la idea fundamental es que el Estado (federal-central y estadual de Potosí) tengan intervención directa en negocios compartidos en la explotación de litio para exportar como valor agregado. Los ingresos tanto por renta como por rentabilidad de esos joint ventures van a llenar arcas federales (centrales) y estaduales con capacidad de generar efectos rebalse a otros sectores económicos (servicios, construcción, etc).
Sólo como ejemplo: esas baterías de litio deben ser producidas en –cifras más o menos- la segunda reserva de litio del mundo, hasta ahora concoida como es Potosí. Cuando algún agorero dice tener “miedo” a que Potosí no tendrá como sostener su federalismo y a sus hijos está equivocado: Potosí está sobre la reserva del 60% del litio mundial.
Una combinación perfecta: gas y litio para el desarrollo potosino, boliviano y latinoamericano.
Las oportunidad están sobre la mesa.
¿Qué se debe hacer?: luchar por legislación clara, estabilidad democrática y política y en un marco federal permitir que el Estado boliviano y el estado de Potosí tengan acción directa en negocios de exploración, explotación, comercialización y desarrollo de reservas del litio.
¿El capital de aporte para los negocios en litio?: las compañías internacionales ponen dinero, el Estado boliviano moviliza una parte de sus RIN –reserva internacional neta- en desarrollo de plantas termoeléctricas y gestión de infraestructura de gas para Potosí y la gobernación potosina dispone un porcentaje de sus reservas de litio para su explotación y desarrollo.
Ahora más que nunca hace sentido un proyecto de LNG (exportación de gas natural licuificado), petroquímica, GTL (conversión de gas a líquidos como premium diesel) y termoeléctricas en el país (para dar valor agregado al gas) porque irán a “alimentar” una industria de producción de valor agregado de litio.
Dios y la naturaleza han dado ésta segunda oportunidad protagónica a Potosí: de ser la ciudad más grande, famosa y moderna del siglo 17, conforme el escritor y cronista Bartolomé de Arzans Orzúa y Vela, inclusive más importante que Londres, a volver a posicionarse como ciudad-estado especializada en producción de litio, con industria adyacentes en servicios, tecnología y otros.
Obviamente pueden haber otras ideas, pero por el momento Potosí debe exigir una agenda mínima energética, en donde estableza las bases para el direccionamiento de fondos estatales para instalar una industria del litio motorizada con gas y electricidad del Chaco, esto sin perjuicio de que haya exploración sísmica, geológica y perforatoria de petróleo y gas en el territorio potosino, con fondos y presupuestos de Ypfb. Porque si se logra descubrir gas y petróleo –en proporción comercial- en Potosí, eso, eso señores es otra historia.

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