Hugo del Granado Cosío, Ex Vicepresidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
El 2.º Congreso Internacional “Bolivia Gas & Energía 2009”, organizado por la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), ha puesto de manifiesto la capacidad de la CBH para emprender este tipo de eventos, con una organización consumada y expositores de cuatro continentes que explicaron los avances de sus respectivos países en el desarrollo de la industria. Pero al mismo tiempo se puso de manifiesto las inconsistencias de lo que las autoridades bolivianas creen que es una política petrolera.
La evolución de Ecopetrol (Colombia), primero hacia una empresa estatal eficiente para concluir con la venta de acciones a sus ciudadanos, hasta obtener la aprobación de la SEC para acceder a las bolsas internacionales; el desempeño de empresas con total propiedad estatal como ENAP (Chile) e incluso Cupet (Cuba), que después de la apertura a la inversión privada, el año 1990, mantiene una relación equilibrada con empresas privadas internacionales; muestran los éxitos que se pueden alcanzar, independientemente de la propiedad de las empresas si se tienen claros los objetivos y si al mando de ellas se encuentra personal experimentado y conocedor de lo que se debe hacer.
Los bolivianos quedamos muy malparados cuando las autoridades exhibieron documentos poco coherentes como la Estrategia Boliviana de los Hidrocarburos (EBH) como guía de su accionar o cuando sostuvieron con orgullo que el precio actual de la gasolina, en términos de índices, es inferior al del año 1990, cuando precisamente ese rezago general ha ocasionado que en la actualidad se haya llegado a la aberración de tener que importar gasolina para el consumo interno. La mentada Estrategia sostiene que el año 2012 la producción de gas natural sería de 66,2 millones de m3/día y, la de líquidos de 75,978 BPD, pero de manera contradictoria, las mismas autoridades hicieron pública (sin que los ejecutivos de Petrobras lo sepan todavía) su intención de rebajar los volúmenes de venta de gas a Brasil por falta de producción para atender otros mercados.
La industrialización de los hidrocarburos continúo siendo, una vez más, la bandera de sus presentaciones como si se tratara de una exitosa novedad y de un nuevo gobierno que acaba de asumir funciones.
Se volvió a anunciar el proyecto de polietilenos en sociedad con la empresa Brakem del Brasil, pero cuando el personero de esta empresa efectuó su presentación y respondió a las preguntas formuladas sólo pudo decir que el último contacto que hubo entre el Gobierno y Braskem se remonta a un memorando de entendimiento firmado el año 2007. Se anunció también que el año 2010 empezará la producción de fertilizantes cuando a la fecha no existe ni la sociedad anónima entre YPFB y Pequiven que supuestamente sería la ejecutora del proyecto. Las autoridades deberían saber que desde el momento de inicio de obras hasta la puesta en marcha de una planta de amoniaco–urea se necesitan al menos dos años de trabajo intensivo. A la infaltable lista de proyectos ahora le han sumado el de “petrocasas”, un invento venezolano mencionado en el Plan de Inversiones 2010-2015 de YPFB, junto al proyecto GTL.
Sin embargo de lo anterior, las presentaciones de nuestras autoridades se hicieron patéticas al sostener que: “La nacionalización constituye el inicio de un circuito virtuoso entre el Estado, YPFB y las petroleras privadas”. Seguramente los benéficos resultados de tal “circuito virtuoso” motivaron al Presidente de YPFB a reprochar reiteradamente la baja ejecución de inversiones de las empresas contratistas. Criticó la ejecución del 29% de las inversiones al 30 de junio de 2009, olvidándose que la suya propia sólo fue del 1,76% en el mismo periodo.
El Congreso de la CBH no sólo puso en evidencia la distancia cada vez mayor entre el gremio privado y los “ejecutores de toda la cadena”, sino las diferencias entre las presentaciones, las unas cargadas de optimismo y las otras de “circuitos virtuosos”.
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