
Por:ERICK FAJARDO POZO
Vocero del Prefecto de Cochabamba, Bolivia
En complicidad con la ingratitud gubernamental, el silencio y la indiferencia de la prensa urden la partida del solitario campeón de la nacionalización, Andrés Solíz Rada. Injusto epílogo para la gesta personal del septuagenario periodista y escritor que hizo de su vida la más importante cruzada del último medio siglo por la recuperación de los hidrocarburos. Jurista, investigador, diputado nacional y senador de la república, Solíz Rada tuvo presencia permanente en uno y otro ámbito del quehacer político nacional. Desde la dirección sindical de la prensa fue el artífice de la polémica "tesis del periodismo boliviano" y desde la dirección política fue el ideólogo del "modelo endógeno" que gestó a Conciencia de Patria.
Luchador inclaudicable contra el neoliberalismo, tuvo una insigne carrera periodística y fue diputado opositor durante tres periodos legislativos de solitaria impugnación al neoliberalismo y las perpetraciones de la "democracia pactada".
Hoy, contra la elocuencia de su historia personal, la prensa se ha limitado a dar mezquina cuenta de su renuncia al cargo de Ministro de Hidrocarburos, obviado cualquier balance interpretativo sobre los pormenores, las razones o el impacto de su dimisión para el proceso de nacionalización.
Solíz asumió el cargo de titular de hidrocarburos con la misma consigna que orientó su paso por el periodismo: defender el interés nacional. Por eso, consecuente con su moral política, dejó el Gobierno en el momento mismo que el MAS decidió transar sus principios y ceder a la presión electoralista de Lula da Silva. Su salida es la señal más clara de que tanto el PT como el MAS han dejado de orientarse por principios e ideología para actuar en función a cálculo político.
Pero la inconsecuencia de Lula da Silva no produjo ni desencanto ni sorpresa en Solíz Rada. En su gesta personal por hacer prevalecer la coherencia entre el discurso y la acción revolucionaria fustigó repetidas veces la dualidad del Presidente de Brasil reprochando en 2004 que, desde la cumbre del COSUNA, Lula convocara a la unidad sudamericana para resistir al ALCA mientras, desde la misma testera, advertía al endeble Carlos Mesa "a nombre de Petrobras y de las transnacionales que no se tolerará que Bolivia modifique los contratos petroleros firmados por 40 años y que succionarán los hidrocarburos de Bolivia a precios de barrio chino". (La Época: 07-11-2004).
Tampoco las incongruencias del MAS lo pillaron desprevenido y queda claro que la adscripción de Solíz al gobierno de Morales estuvo íntegramente fundada en su propia convicción. En 2005 criticó duramente a la bancada del Movimiento al Socialismo por participar de la aprobación de una dilapidatoria exportación de GLP a la Argentina, a cargo de Repsol y Pluspetrol, perpetrada bajo el fútil argumento de "precio solidario" ($us 0,98 el millar de pies cúbicos), "…cuando Brasil estaba pagando $us 2,30 por la misma cantidad" (La Época: 10-04-2005).
Así la inconsistencia de la izquierda latinoamericana y su falta de vocación de poder han alejado crónicamente a Solíz Rada de la realización del sueño de nacionalización. En 2004 él escribía: "Tanto Lucio Gutiérrez de Ecuador, como Alejandro Toledo de Perú, han cambiado sus discursos de candidato rebelde por conductas obsecuentes ante los organismos internacionales". Cuanto será su desencanto de presenciar la transfiguración de la rebeldía del MAS hacia el Imperio en obsecuencia hacia los caprichos de otras pequeñas tiranías.
Pero el temple de Solíz está labrado de desengaños. Siendo su criatura el modelo endógeno, sobrevivió incólume a la debacle de Condepa. Tanto más sencillo le resultará entonces sobrevivir a un MAS que se ha declarado incompetente para honrar su compromiso de recuperar la propiedad de los hidrocarburos.
No habrá bravata ni desplante presidencial que logre desmerecer el invaluable aporte moral de Solíz Rada a este accidentado gobierno, ni ingratitud gubernamental que minimice el efecto político de su partida para la autodestructiva administración Morales.
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