lunes, 15 de octubre de 2007

Hay una crisis energética que no quiere anunciarse

Cobija (EL DIARIO).–
“La crisis energética no sólo es Continental, es boliviana, y más que ello es ideológico”, dijo el consultor Boris Gómez Úzqueda, ejecutivo de un gremio de empresarios privados en el marco de un evento que se realizó en esta capital la semana hace algunos días atrás.


Gómez Úzqueda se refirió así a los recientes anuncios por los que la planta termoeléctrica que genera más del 40 por ciento de la electricidad destinada al consumo del Estado brasilero de Mato Grosso (oeste del Brasil, con casi tres millones de habitantes en 900.000 kilómetros cuadrados) permaneció inactiva porque se complicó el suministro de gas natural boliviano.

Y, adicionalmente “porque no se están volcando los esfuerzos en materia energética en favor del pueblo”, puntualizó.

También hizo referencia a las largas colas por combustible que se registran en Cobija -y en otras ciudades del país-, a las por GLP y al reciente anuncio de posibilidad de racionamiento eléctrico que días atrás se hizo desde el Viceministerio de Electricidad.

Ante un escenario de análisis compuesto por académicos, pequeños empresarios y consultores brasileros y bolivianos el consultor en temas de hidrocarburos, desarrollo económico y energía, Boris Gómez Úzqueda, señaló que “todos en Bolivia, no sólo lamentamos el hecho sino que comprendemos que –más allá de las justificaciones técnicas y del reinicio del suministro- es un flagrante hecho que daña la imagen boliviana en el suministro del energético” a mercados vecinos.

En medios de prensa internacionales en meses pasados se cuestionó la “capacidad de suministro” del energético boliviano.

El entrevistado por EL DIARIO hizo mención a que las falencias en el suministro a la termoeléctrica de Cuiabá (que genera 135 megavatios) en la capital de Mato Grosso (planta operada por la compañía privada Empresa Productora de Energía), que dejó de recibir los mínimos volúmenes para que mantenga sus operaciones, “son el reflejo de una errática e incoherente política energética boliviana si es que realmente existe alguna”.

“No tengo noticias de que haya un mega proyecto de instalación de por lo menos un millón de conexiones de gas a domicilios y a pequeñas industrias en El Alto, en Santa Cruz y en otras ciudades bolivianas para paliar el desempleo y el hambre”, explicó.

“Nadie puede entender cómo es posible que siendo una potencia continental en gas, Bolivia esté sufriendo de hambre”, dijo.

De manera muy sutil el consultor se refirió a que hay “una evidente crisis energética en Bolivia pero nadie se atreve a decirlo”.

Ello por “el reflejo vivo” de una “nacionalización” que fue comandada el pasado año contra las compañías petroleras, obligándolas a cambiar contratos, movilizando las fuerzas militares para la ocupación de campos petroleros, pero que sin embargo “no puede mantener caliente a los hogares bolivianos porque hay anuncios de racionamiento eléctrico, y no hay GLP”.

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